Bellingcat, la “agencia de inteligencia para los ciudadanos” que pone en jaque hasta al Presidente ruso Vladimir Putin
Su fundador, Eliot Higgins, ha publicado ahora un libro en el que relata una historia de periodismo valiente que le ha convertido incluso en asesor del Tribunal Penal Internacional
Este británico y su equipo de “detectives digitales” usan fuentes abiertas para desenmascarar asesinos, perpetradores de masacres o denunciar abusos de derechos humanos en todo el mundo
Sus investigaciones han revelado desde la autoría del derribo del vuelo MH17 de ‘Malaysia Airlines’ con 298 personas a bordo a la identidad de los agentes de Moscú que intentaron matar con novichok a Sergei Skripal y a Alexéi Navalny
Todo empezó como una afición. Ahora, una década después, Eliot Higgins piensa que es un buen momento para contar en un libro la historia de cómo nació y creció Bellingcat, que describe como "una agencia de inteligencia para los ciudadanos". Este británico lidera un equipo de "detectives digitales" que, utilizando técnicas de investigación que luego han copiado servicios de espionaje de distintos países, han destapado escándalos, descubierto la identidad de asesinos, perpetradores de masacres y de abusos de derechos humanos y han puesto incluso en jaque hasta al Presidente ruso, Vladimir Putin.
"Hace diez años pasaba mucho tiempo discutiendo en redes sociales sobre vídeos que había en internet sobre el conflicto de Libia", nos cuenta en un encuentro online con corresponsales extranjeros. Y explica que "hasta ese momento esas imágenes eran usadas a menudo por personas que difundían teorías de la conspiración: por ejemplo, si veían en ellas a un hombre blanco decían que era un agente de la CIA dirigiendo a los rebeldes libios". Sin embargo, este joven tan analítico, conseguía ver más allá y plasmaba sus descubrimientos en un blog que fue ganando fama.
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Empezó a examinar imágenes vía satélite, aprendió a geolocalizar con mapas y si encontraba un arma intentaba averiguar cuál era su procedencia. Así fue cómo descubrió en 2013 que armamento de Croacia había sido comprado por el Gobierno de Arabia Saudí, introducido en Siria vía Jordania y entregado a la oposición al régimen de Bashar al Assad. Su investigación acabó en la portada del 'New York Times'.
Una aventura muy arriesgada
Higgins, de 42 años, casado y padre de dos niños, ha pasado de aburrirse en su trabajo como administrativo a vivir bajo amenaza y tener que tomar precauciones, como el no tocar una galleta que le han dejado en una habitación de hotel. Y aunque la sede de la organización está en Holanda, trabaja en la ciudad de Leicester, en el Reino Unido, donde la rama antiterrorista de la Policía le ha aconsejado instalar cámaras de seguridad.
Bellingcat nació en 2014. Este nombre se refiere a una fábula en la que un grupo de ratones se protegen de un gato colgando en su cuello una campanilla para saber cuándo se acerca. Su principio fundacional: "Identificar, verificar y amplificar". Su misión: hacer justicia y conseguir que los culpables rindan cuentas. Su principal aliado es internet, donde siguen pistas que encuentran en fuentes abiertas: publicaciones en redes sociales, bases de datos o mapas de satélite gratuitos.
"No somos exactamente periodistas, tampoco activistas de derechos humanos, ni informáticos o investigadores criminales o académicos, pero un nexo entre todas estas disciplinas", explica Higgins, que dirige un equipo formado por 18 personas, que trabajan contratadas a tiempo completo, y más de 30 colaboradores en más de 20 países del mundo.
Los casos más sonados
La investigación que catapultó a Bellingcat fue la que se centró en el derribo del avión de 'Malaysia Airlines' MH17 cuando sobrevolaba Ucrania con 298 a bordo en 2014. En el libro 'We are Bellingcat' explica de manera pormenorizada las técnicas que usaron para seguir la trayectoria del misil desde Rusia hasta donde fue lanzado. Así consiguieron desmontar la acusación del Kremlin: que el Gobierno ucraniano era responsable de dicho ataque. Bellingcat identificó al Ejército ruso como culpable años antes de que lo confirmasen los responsables europeos de la investigación oficial.
Esta organización descubrió también la identidad de los responsables del envenenamiento del ex agente ruso Sergei Skripal y a su hija Yulia en la localidad británica de Salisbury en marzo 2018. Ellos sobrevivieron tras un tiempo gravemente enfermos, al igual que un policía que los asistió, y que también resultó intoxicado por 'novichok'. Esa sustancia se roció supuestamente en el pomo de la puerta de la vivienda de Skripal, colaborador también de la agencia de espionaje británica, MI6. En junio, a unos kilómetros de allí, el británico Charlie Rowley encontró en la calle un pequeño frasco que a simple vista parecía un perfume, pero en realidad contenía ese agente nervioso letal. Lo regaló a su novia, Dawn Sturgess, esta enfermó gravemente después de usarlo y murió en un hospital el 8 de julio.
Novichok fue también el agente nervioso utilizado para intentar asesinar el año pasado al líder opositor ruso, Alexéi Navalny. Y, una vez más, fue un investigador de Bellingcat, en este caso el búlgaro Christo Grozev, el que identificó a los responsables. Analizó registros de vuelos y datos telefónicos y así descubrió cómo Navalny, ahora en una prisión rusa, fue seguido desde 2017 en numerosos viajes por hombres del servicio de seguridad de Moscú.
Yemen, la guerra olvidada
Bellingcat se ha volcado para sacar a la luz lo que está pasando en Yemen estos últimos años, destapando las atrocidades cometidas por todas las partes en conflicto. Es uno de los países más pobres de Oriente Medio, incluso antes de esa contienda, y el segundo con más armas del mundo, después de Estados Unidos. Informar desde allí es casi imposible porque además su Gobierno se resiste a otorgar visados que permiten la entrada de periodistas.
Otro de sus descubrimientos partió de un seminario que organizaron para la BBC, que llevó a que esta estableciese una unidad para investigar sobre África usando fuentes abiertas. El equipo 'BBC Africa Eye' con la ayuda de Amnistía Internacional y Bellingcat produjo el reportaje 'Anatomía de un asesinato' en 2018. Todo empezó examinando un vídeo de 'Youtube' que mostraba soldados de Camerún matando a dos mujeres y dos niños en la cuneta de una carretera. El gobierno de ese país dijo que esa atrocidad no había pasado en sus fronteras y lo calificó de 'fake news'. Finalmente, tuvo que reconocer que sí eran sus militares y siete de ellos fueron juzgados. La BBC ganó un galardón por ello (Peabody Award).
Ese mismo equipo de la corporación pública británica ha colaborado con Bellingcat en una investigación que ha encontrado pruebas de una masacre en la región etíope de Tigray perpetrada por soldados del Ejército del país, incluida la localización exacta donde mataron a al menos 15 hombres. Ese conflicto, que comenzó en noviembre, ha desplazado a más de dos millones de personas y ha dejado a más de cuatro de ellas necesitadas de ayuda humanitaria.
Entre las tareas que realizan también está la creación de bases de datos para hacer accesible la información en distintos puntos del planeta. Precisamente, uno de sus investigadores, Giancarlo Fiorella, un académico especializado en Latinoamérica ha elaborado una sobre aviones registrados en Venezuela, que suma ya unos 240.
Financiación y transparencia
Bellingcat ha sido acusada por Rusia de ser financiada por el Gobierno británico o por la CIA. Sin embargo, el 60 por ciento del dinero proviene de fundaciones, un 30 por ciento, de los seminarios que organizan para entrenar a periodistas en el uso de fuentes abiertas, incluidas técnicas de geolocalización o uso de base de datos; y un 10 de crowdfunding. Pretenden ser "transparentes" sobre sus fuentes de ingresos porque sienten que su supervivencia depende de la exactitud de sus investigaciones y de su honestidad.
Higgins, que destaca por su humildad y asegura que "nunca se ha visto como un periodista", ha pasado de empezar una pequeña "revolución desde un ordenador portátil" a recibir multitud de premios y convertirse también en asesor del Tribunal Penal Internacional de La Haya.
Este británico cree que "estamos en el precipicio de la era de la desinformación" y que los que "quieren desinformar cuentan con más herramientas que antes". Contra esto "tenemos que actuar cuantos más mejor y de manera cooperativa", en referencia a trabajar mano a mano con los medios tradicionales.
"Nuestro credo es que las evidencias existen y las falsedades también y a la gente le sigue importando esa diferencia. Internet todavía puede tener un impacto para mejorar las cosas. Sin embargo, proteger a la sociedad y defender la verdad no son ya dominio exclusivo de las instituciones. Es responsabilidad de todos nosotros", defiende Higgins.