Australia: la burbuja inmobiliaria que nunca explota crece durante la pandemia

  • Asistimos a una subasta en Australia en un momento de boom inmobiliario sin precedentes

  • Entre enero y febrero de 2021, los precios de las zonas alejadas de las grandes ciudades han crecido un 40%

  • Los barrios con viviendas que tienen un valor superior a los tres millones se han doblado en Nueva Gales del Sur

Un enorme cartel de ‘se vende’ plantado en el jardín de una casa ubicada en el barrio costero de Woonona, a 75 kilómetros al sur de Sídney, da la bienvenida a aquellas personas que han acudido a pujar por ella en la subasta. Se nota en la atmósfera cierto entusiasmo, el de los vecinos que se acercan a curiosear; y mucho estrés, el de los potenciales compradores que están a punto de formar parte del circo. El mercado inmobiliario en Australia está tan candente en 2021 que alrededor de un 65 por ciento de las viviendas que salen a la venta acaban siendo subastadas.

La competición entre los compradores es monumental y la oferta de propiedades disponibles es limitada. Se ha generado así una tormenta perfecta con vientos favorables para los vendedores: familias que están ahorrando durante la pandemia gracias a los confinamientos y al miedo, ayudas gubernamentales cuantiosas, tipos de interés históricamente bajos, el regreso con los bolsillos llenos de australianos residentes en el extranjero y un éxodo de población que abandona las grandes ciudades para residir en zonas metropolitanas y rurales debido a la flexibilidad del teletrabajo.

La subasta debería haber comenzado. Todos esperan a que llegue uno de los pujadores, al parecer está en camino, procedente de Sídney. Ése es precisamente el perfil que más amenaza a los locales ya que suelen ser agresivos en sus pujas y su techo es más alto. Son los ‘white collar’, trabajadores de cuello blanco - más pudientes - que, en busca de una mejor calidad de vida, empujan a los de cuello azul (operarios, mineros etc) fuera de estos barrios. Esta tendencia potenciada por la pandemia se repite en las principales urbes australianas, Melbourne y, en menor medida, Brisbane y Perth. De hecho, los datos muestran que los volúmenes de ventas en las zonas más alejadas de las grandes ciudades aumentaron un 20% en 2020, tal y como se publicó en un informe reciente. Se trata del doble del crecimiento observado en las capitales estatales. Otro reporte sugiere que entre enero y febrero de este año, los precios de las zonas más retiradas han crecido un 40%.

El último pujador ha llegado y, sin tiempo que perder, comienza el show. El precio de salida es de 900.000 dólares australianos (unos 582.000 euros), pronto se supera el millón y en apenas tres minutos ya se ha rebasado la cifra inicial en 200.000 dólares (130.000 euros). Algunos han preferido contratar a profesionales que pujen en su nombre - éstos apenas vacilan - y otros potenciales compradores han acudido por su cuenta - a ellos les tiembla más la voz -. Frente a la vivienda confluyen pujas agresivas, dudas, apariciones sorpresa, estrategias y caras de póker. Se palpa la adrenalina y el subastador juega con las emociones sin contemplaciones ante la mirada de unos 20 curiosos.

Asunto de "interés nacional"

En Australia, la compraventa de propiedades, las remodelaciones y las extensiones son un asunto de interés nacional, por eso, esta subasta ha revolucionado el vecindario. En la actualidad hay 12 programas televisivos que ofrecen este tipo de contenido y su público es masivo. El nivel de obsesión con el mercado inmobiliario es tal que un estudio realizado en 2019 reveló que los australianos dedican un promedio de 2 horas y media a la semana buscando viviendas disponibles, más del tiempo que pasan en el gimnasio (una hora y ocho minutos) o hablando con sus padres (menos de una hora). Es tal el interés, que un 23 por ciento de los propietarios revisan el valor de su vivienda cada tres meses.

Se trata de la burbuja que nunca explota, al menos por ahora. “El valor de las propiedades no baja. Unas veces crece más y otras está más estable, pero no baja”, afirma Tom, propietario de una casa en la periferia de Melbourne que ha podido pagar en 10 años a quien los altos precios han frenado en seco sus aspiraciones de invertir en una segunda vivienda. “Ahora es mejor esperar”, nos cuenta.

Luke y Laura están a punto de vender su hogar familiar en el sur de Sídney, a una hora de la ciudad. Lo compraron en 2017 por 1.055.000 dólares australianos (unos 683,000 euros) y el 15 de marzo lo sacan a subasta con un precio de salida que estará entre 1.300.000 y 1.400.000 dólares australianos (entre 841.000 y 906.000 euros). La tendencia en esta zona ubicada en la costa de Illawarra es que las propiedades en este rango de precio incrementan durante las subastas en 165.000 a 180.000 dólares australianos (de 107.000 a 116.000 euros), por lo que es probable que esta pareja acabe vendiendo su casa por alrededor de 1.530.000 dólares (991.000 euros).

La propiedad les habría generado alrededor de 300.000 euros en tres años. En Australia aún no se ha encontrado mejor manera de ahorrar dinero, por ejemplo, propietarios de casas que compraron en los años noventa, vieron cómo en 2018 sus viviendas aumentaron su valor en un 412 por ciento, mientras que los apartamentos lo hicieron un 316 por ciento. Durante la pandemia se está experimentando un escenario todavía más excepcional.

Uno de los barómetros que sugieren la tendencia al alza del mercado inmobiliario australiano en 2021 es el portal de compraventa y alquiler de viviendas, RealState.com. Según el director del departamento de finanzas de la web, Nerida Conisbee, 2021 siempre se recordará como el año del boom inmobiliario, no tanto por las nuevas construcciones, sino por el flujo de transacciones.

“La economía en Australia ha dejado de estar en recesión, la vacuna está empezando a distribuirse, los tipos de interés están en bajos históricos y las hipotecas son muy accesibles, y esto, unido al ahorro familiar, hará que vivamos un gran año”, afirmó Conisbee.

En el rango más alto de precios se encuentran los suburbios con propiedades que tienen un valor superior a los tres millones de dólares. Este tipo de barrios se han doblado de 15 a 30 durante la pandemia en el estado de Nueva Gales del Sur y la predicción es que durante 2022 vuelva a suceder los mismo. La tendencia al alza se produce en todos los ámbitos y en todos los rangos de precio, por lo que se genera una urgencia generalizada entre los compradores.

Baja el martillo y así finaliza la subasta. De los 900.000 dólares de salida, la propiedad se ha acabado vendiendo en 1.170.000 dólares. El comprador llegó tarde, pero no perdió el tren. Es su primera casa y por fin ha entrado en el boyante mercado inmobiliario australiano. Lo ha hecho en un momento de máximos históricos, con una tasa de adjudicación de las subastas nacionales que en febrero alcanzó el nivel más alto de los últimos seis años: 79,3 por ciento. Es consciente de que ha pagado más de lo que se hubiera gastado hace unos meses pero confía en que la burbuja se siga inflando con el beneplácito del Banco de la Reserva Australiana, órgano regulador de los tipos de interés.

Nadie es capaz de predecir si la pompa acabará explotando o si los precios de las propiedades seguirán creciendo sin medida. Mientras tanto, los préstamos siguen fluyendo a un ritmo vertiginoso cuando Australia acaba de salir de la peor recesión en casi un siglo, con una tasa de desempleo muy alta (6,4 por ciento y 14 por ciento de jóvenes en la actualidad), cuantiosos ahorros, con la inflación por los suelos y con el crecimiento más lento en los salarios de la historia.