Un hombre en la región Tarapacá, al norte de Chile, ha sido asesinado por un grupo de sicarios que él mismo contrató para acabar con la vida de su mujer con la excusa de que esta había contraído con él una gran deuda.
Los planes del hombre se torcieron cuando, en medio de las negociaciones para llevar a cabo la macabra transacción, los asesinos decidieron cambiar de planes cobrándose su vida en lugar de la de su mujer. Al parecer, los sicarios sospecharon que el hombre era rico cuando este les aseguró que estaría dispuesto a pagarles una gran suma por el feminicidio.
Después de que se hubiera fijado el precio por el que los sicarios tendrían que haber matado a la mujer. El hombre se reunió con los asesinos para proceder al pago de la cantidad prometida de forma anticipada.
Para desgracia del hombre, cuando los asesinos a sueldo se presentaron en su domicilio sus planes ya habían cambiado. Al reunirse con él, los dos hombres habían acordado que lo asaltarían y acabarían con su vida para más tarde robarle todo lo que pudieran encontrar en su casa.
Era de noche y el hombre esperaba en la zona acordada todavía sin conocer el que acabaría siendo su trágico destino minutos más tarde. Con un buen fajo de billetes en una bolsa, aguardaba la llegada de los sicarios dispuesto a entregarles el dinero para que acabaran con la vida de la madre de su hijo.
Cuando llegaron al lugar, los asesinos no tuvieron tiempo de entablar conversación con su víctima. El hombre, que todavía no se esperaba lo que estaba por venir, recibió la brutal agresión y murió minutos más tarde.
Los dos sicarios, abandonaron el cuerpo en una zona cercana y emprendieron su huida convencidos de no haber dejado ningún tipo de rastro tras de sí.
Los sicarios sabían lo que hacían, se habían escondido bien y preparaban su salida del país. Sin embargo, habían cometido un pequeño error que acabaría costándoles la detención. De entre las pertenencias que le habían sustraído a su última víctima, la policía pudo seguir el rastro de un teléfono móvil que les acabaría delatando.
Aunque ya se habían deshecho del aparato vendiéndoselo a otra persona, la policía logró seguirle la pista y acabar dando con los asesinos. Tras ser detenidos, los sicarios ofrecieron su versión de los hechos al juez que, de momento, ha decretado prisión preventiva para ambos.