La Organización Mundial de la Salud ha declarado esta noche como Emergencia Global la epidemia de coronavirus. Ya son ciento setenta los muerto, todos ellos en China, donde ya hay registrados siete mil setecientos casos.
El virus ha saltado a otros quince países. Los últimos casos fuera de China se han diagnosticado en Francia y Finlandia. Para evitar que el virus llegue a Rusia, el gobierno ruso ha cerrado su frontera con China, que se extiende a lo largo de cuatro mil trescientos kilómetros. Mientras en China se sigue luchado sin descanso contra el virus.
Sin apenas descanso trabaja el personal médico. En Wuhan y en las otras ciudades en cuarentena apenas hay tiempo para comer. Las enfermeras llevan las marcas de la mascarilla sobre la piel. Porque la protección para los que están en primera línea debe ser total.
Algunas se cubren el rostro con un doble plástico duro. A ellas les tocara examinar casos como el de una persona que yace inmóvil en el suelo de un supermercado. Cerca de un hospital yace otra mujer inmóvil
Estos días todo aquel que haya pasado por Wuhan está bajo sospecha. Una familia que ha regresado a su casa, cerca de Pekín, es aislada a la fuerza. La policía les bloquea la puerta con hierros para que no puedan salir. Y ponen este cartel: “Hemos estado en Wuhan. Por favor no se acerquen”
El virus empieza a ser un estigma, causa de peleas en la calle, como se está viendo estos días. Vecinos contra vecinos para evitar que el virus les afecte a ellos.