El técnico de los Golden State Warriors, Steve Kerr, no podrá contar con una de sus estrellas, Andrew Wiggins, porque el alero se niega a vacunarse contra el coronavirus.
El talentoso jugador rechaza ponerse la dosis necesaria para inmunizarse contra la enfermedad, lo que contraviene la normativa vigente de la NBA. Wiggins ha argumentado "motivos religiosos" para negarse a ser inyectado, pero la competición no le ha dado permiso para saltarse esa ley, que es obligatoria en San Francisco, en el estado de California. Los Warriors juegan sus partidos de casa en Oakland.
"La NBA ha examinado y ha rechazado la petición de exención de Andrew Wiggins por motivos religiosos en cumplimiento de la orden del departamento de salud pública de San Francisco, que exige que las personas con 12 años o más sean vacunadas para poder participar en eventos masivos en interiores. De esta manera, Wiggins no podrá jugar los partidos que los Warriors disputen como locales hasta que no cumpla esta condición", han explicado en un comunicado.
La NBA como tal se rige en este aspecto por las leyes estatales. Salvo que desde la Casa Blanca aprueben una norma federal que obligue a la vacunación (algo que ni está previsto ni está sobre la mesa del presidente estadounidense, Joe Biden), cada estado decide qué hacer sobre las vacunas. Así, por ejemplo, igual que en San Francisco, también en Nueva York obligan a los deportistas a vacunarse si quieren jugar partidos, lo que afecta a los New York Knicks y a los Brooklyn Nets.
El protocolo de la competición permite a jugadores no vacunados participar en los encuentros siempre que se sometan a test previos y den negativo.