El próximo 22 de julio se celebra el décimo aniversario de la terrible matanza en la isla de Utoya y Oslo, en Noruega, en la que Anders Behring Breivik, un neonazi confeso, asesinó a 77 personas. La mayoría de las víctimas eran jóvenes pertenecientes a un partido socialista del país escandinavo.
Anders Breivik se convirtió en uno de los asesinos más famosos del mundo después de llevar a cabo dos ataques de lobo solitario. Desde entonces cumple una condena de 21 años y, según informa The Sun, ahora planea ofrecer sus memorias para ser adaptadas a una película o serie a cambio de la suma de ocho millones de euros.
Breivik habría enviado numerosas cartas a diferentes productoras de cine, según el rotativo inglés. El asesino noruego, de 42 años, que escribe 50 páginas al día en su diario de prisión, ya ha escrito una biografía y un guion cinematográfico y ha enviado invitaciones para ser entrevistado en prisión.
"La apuesta de Breivik por la fama, el dinero y la libertad es un insulto para sus víctimas y sus familias. También lo es la vida en prisión que lleva. Breivik vive una vida de rey en prisión. Nunca ha pedido perdón por sus crímenes perversos y no tiene planes de hacerlo", señalan fuentes penitenciarias en declaraciones al medio británico.
Breivik, según las mismas fuentes, "todavía quiere inspirar a otros y todavía cree en una revolución fascista". Además, está preparando otra petición de libertad condicional y está convencido de que algún día saldrá libre de prisión.
Y a pesar de disfrutar de una vida cómoda dentro de un "apartamento" de tres habitaciones -amueblado con un área de estudio, gimnasio y cocina- en la prisión de Skien, ha presentado una lista de quejas a los jefes de la cárcel.
Quiere una "mejor crema hidratante de limpieza profunda y dice que muchas de sus comidas se cocinan en microondas". "No siente vergüenza por lo que hizo", subrayan. También pide bolígrafos de lujo para escribir, ya que los bolígrafos que le han dado le provocan calambres en la mano.
El biógrafo Asne Seierstad, que ha escrito un libro sobre Breivik, dijo que el asesino "nunca ha mostrado remordimiento". "Lo que quiere es un escenario, un lugar para compartir sus pensamientos y su mensaje. Y para ganar más seguidores", subrayó. "Dijo que en la cárcel nunca había sido más feliz", agregó sobre su vida en prisión.
"Le conozco un poco y manipula mucho las situaciones. Al final se sale con la suya. Habla de los cubiertos de plástico como si fueran una tortura o de café frío o de esperar 20 minutos antes de que lo dejen salir. Habla de estas cosas como si fueran un mal servicio de habitaciones en un hotel", concluyó el biógrafo.
Breivik asesinó a 77 personas el 22 de julio de 2011, en uno de los atentados más atroces que ha vivido Noruega. En el primero, hizo estallar un coche bomba frente a las oficinas del gobierno en Oslo, matando a ocho personas. Poco minutos después, se disfrazó de policía y se dirigió a la isla de Utoya, donde estaban reunidos cientos de jóvenes simpatizantes del Partido Laborista Noruego y asesinó a otras 69 personas con un fusil y una pistola. Otras 150 personas resultaron heridas. Las víctimas más jóvenes tenían 14 años.
Antes de cometer la matanza, Breivik, que idolatraba a Adolf Hitler, escribió un manifiesto de 1.500 páginas bajo el seudónimo de Andrew Berwick. En el documento culpó al feminismo por el "suicidio cultural de Europa", se opuso al Islam y pidió la deportación masiva de musulmanes de Europa.
Breivik, tras ser arrestado, fue sentenciado al máximo que permite la ley noruega, 21 años, aunque la pena podría extenderse si aún se le considera un peligro para la población. Hasta ahora, Breivik ha publicado casi dos docenas de cartas en las que explica cómo quiere vender los derechos de libros, películas y entrevistas.
Uno de los destinatarios fue Christoph Andersson, especialista en extremismo de derecha. Según explica el experto, Breivik había valorado el material en 10 millones de dólares (unos ocho millones de euros). Mientras tanto, su abogado ha confirmado que Breivik está apelando su sentencia. El asesino planea intentar obtener la libertad condicional después de cumplir los primeros 10 años de su condena. "Este es un derecho que tienen todos los presos y que él quiere ejercer", señaló el abogado.
El propio padre de Breivik, sin embargo, cree que nunca debería ser liberado. "No me siento su padre. ¿Cómo pudo quedarse ahí parado y matar a tanta gente inocente y parecer pensar que lo que hizo estuvo bien? También debería haberse quitado la vida", explicó Jens Breivik.
Anders Breivik, que ha cambiado su nombre por el de Fjotolf Hansen, se encuentra recluido en una celda de tres habitaciones. Tiene una para dormir, otra para estudiar y otra para hacer ejercicio. Cada una de ellas mide ocho metros cuadrados. Tiene acceso a un gimnasio privado, un ordenador portátil y un escritorio. Tiene acceso videojuegos y reproductor de DVD, a libros y periódicos.