Emocionado llamamiento el que ha hecho una anciana para que le dejen ver a su familia. A sus más de 100 años, vive confinada por la pandemia en una residencia de mayores en Escocia. Asegura estar bien cuidada pero sufre las consecuencias psicológicas de estar apartada de sus seres queridos.
“¡Por favor, por favor… Ayúdenme!” Es la voz de la desesperación en boca de una mujer de más de 100 años. “Esto es una prisión”. Dice Mary, desde la residencia donde vive que se siente encarcelada.
“Estamos encerrados, no podemos ver a nuestra familia”, insiste.
Ella lleva desde marzo sin verles y no pasa un día que no piense en ese reencuentro. “Estoy muy bien cuidada aquí, pero quiero a mi familia… Es mi derecho”, reclama.
A sus 104 años le tortura la idea de no volver a verles. "Por favor, ayúdenme. Me está haciendo pedazos. Necesito ver a mis hijos… Se me está acabando el tiempo…”, advierte.
Le falta tiempo pero le sobra coraje para dirigirse a la Primera Ministra de Escocia. “¿Qué pasaría si fuese tu madre? Vamos… Intenta hacer algo… Hay miles de personas como yo”.
Miles de personas, no solo ancianos, viven alejados de sus seres queridos por culpa de la pandemia.
Algunos son capaces de todo, como un joven cisjornano que trepó los muros del hospital para darle el último adiós a su madre, enferma de covid. O un matrimonio estadounidense, que no pudo contener las lágrimas tras 215 días sin verse. Por ellos, por Mary y todos los demás no hay que rendirse.