Su nombre es Aida Merlano, de 42 años, reclusa en una cárcel de Bogotá y condenada 15 años por corrupción por haber comprado votos en las elecciones que la hicieron senadora.
Entonces compró votos, pero ahora ha comprado complicidades: la de los funcionarios que la acompañaron hasta una clínica dental con un permiso médico, y la del propio personal del centro.
Aprovechando el momento, desde la consulta, en un tercer piso, dejó caer una cuerda por la que bajó, eso sí, sin medir sus fuerzas demasiado bien. Amortiguó una pequeña caída final con el trasero, pero se levantó rápidamente para correr hacia una moto que la estaba esperando.
Delincuente a la fuga, como captaron las imágenes del lugar, tuvo tiempo sin embargo para ponerse cívicamente el casco…
La policía la busca desesperadamente por todo Bogotá. En Colombia no se habla de otra cosa.