Su nombre es Ahmad Alissa, tiene 21 años y ha sido identificado por las autoridades estadounidenses como el autor de la matanza ocurrida en un centro comercial de Boulder, a las afueras de Denver, en Colorado, EEUU, donde asesinó a un total de 10 personas.
Nacido en Siria, a los tres años ya residía en Estados Unidos, donde se mudó su familia. Ahora, vivía en Arvada, Colorado, a apenas 48 kilómetros del establecimiento en el que perpetró su masacre.
Ha sido su propio hermano el que en una entrevista a The Daily Beast ha confirmado que es una persona “paranoica” y “muy antisocial”, algo que corroboran quienes fuesen sus excompañeros en el equipo de lucha libre en el que el asesino competía, en el Arvada West High School.
Durante su etapa en aquel equipo, dejó bien claro su comportamiento violento, llegando a amenazar a algunos compañeros con matarles cuando estaba enfadado, como una vez en que enfureció tras perder un combate, según recoge Daily Mail.
“Siempre estaba hablando de cómo le miraba la gente, y nunca había nadie donde señalaba”, cuentan.
En las redes sociales también había dado cuenta de su marcado y volátil carácter. Odiaba a Donald Trump, denunciaba la islamofobia existente en el país y de forma recurrente cargaba contra la sociedad, llegando a quejarse de no tener novia. De hecho, su propio hermano, que ha afirmado que su matanza no tendría motivaciones políticas, le ha descrito como un “enfermo mental”, señalando que en un principio era una persona extrovertida, pero todo cambió en Secundaria, donde habría sido víctima de acoso.
Según informa The New York Times, Ahmad era conocido por el FBI porque estaba vinculado a otra persona que ha estado bajo investigación por otras razones, pero no se han dado más detalles al respecto.
Ahmad Alissa llegó al centro comercial decidido a sembrar el terror. Primero disparó a un hombre en el parking de lugar. Cuando estaba malherido, tirado en el suelo, volvió a dispararle repetidamente. Después, continuó sembrando el caos. No muy lejos de allí dejó otro cadáver y después se adentró en los pasillos del establecimiento continuando su matanza.
Las autoridades lograron reducirlo después de intercambiar disparos que le alcanzaron en una pierna.
Las diez víctimas tenían edades comprendidas entre los 20 y 60 años. Entre ellos hay un policía, padre siete hijos. Algunos habían ido a ponerse la vacuna contra el coronavirus.
El fusil de asalto semiautomático que portaba el asesino es el más vendido en el país, pero en su casa había más armas. El presidente Joe Biden se ha reconocido devastado y pedía hoy al congreso que prohibiese la venta de armas de guerra.