Mientras los países de la Unión Europea le abren las puertas a los refugiados ucranianos, 111 subsaharianos esperan desde el miércoles un puerto en el que atracar. A bordo viajan cincuenta niños y dos embarazadas.
15 personas caen al agua cuando estaban a punto de ser rescatas por Médicos Sin Fronteras. Rápidamente les lanzan más salvavidas mientras ellos no paran de gritar. No saben nadar, el oleaje es fuerte y el Mediterráneo está helado. Los gritos son desesperados. Con la pértiga de salvamento, los van acercando uno a uno. Y a pulso, logran ponerlos a salvo. Casi no pueden respirar. Mientras ya solo vemos la proa de la neumática, casi hundida. Ha sido un rescate complejo.
Ahora toca llamar a la calma en el barco-hospital Geo Barents. Estremece pensar que en estas circunstancias viajaban estos niños que ahora juegan a salvo en cubierta. 50 niños y 61 adultos a la espera de que Italia los deje desembarcar. Pero por ahora las puertas de la Unión Europea están cerradas para ellos. "Estas personas tienen todo el derecho a ser atendidas cuanto antes", claman sus salvadores.