La vacuna de AstraZeneca no deja de estar en el foco. Este martes era Alemania la que aprobaba su uso exclusivamente para mayores de 60 años, y un día antes era Canadá la que directamente decidía suspender el uso de las vacunas de la compañía anglosueca. Desde que apareciesen distintos trombos atípicos en personas que habían recibido sus dosis, a su alrededor no dejan de surgir titulares asociados a la posibilidad de que éstos sean parte de un posible efecto secundario. Sin embargo, desde Europa, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha vuelto a salir al paso para recalcar una vez más que hasta este momento “no se ha demostrado una relación causal” entre los trombos y la vacuna.
Esto quiero decir, inciden, que con los estudios realizados no se puede establecer un vínculo causal, lo que no descarta que sea “posible”, razón por la cual “se están realizando nuevos análisis” y van a seguir con el trabajo de continua vigilancia.
El Comité de Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia de la EMA, conocido como PRAC, se ha reunido este miércoles para precisamente analizar nuevamente esos casos raros de coágulos sanguíneos asociados a un bajo número de plaquetas en personas vacunadas con las dosis de AstraZeneca, y se espera que durante su reunión plenaria del 6 al 9 de abril emitan una recomendación actualizada sobre el uso de la vacuna.
Ya el pasado 18 de marzo, poco después de que varios países europeos pausaran su administración por sus presuntos efectos secundarios, ante la aparición de esos trombos atípicos que, además, a menudo llevaban asociado una disminución de las plaquetas, el PRAC concluyó que la vacuna de AstraZeneca contra la COVID-19 es "segura y eficaz".
"Nuestro comité de expertos sobre la seguridad de medicamentos ha llegado a una conclusión científica clara: es una vacuna segura y eficaz. Los beneficios para proteger a las personas contra la covid-19 y también para evitar las enfermedades superan con creces a los riesgos”, dijo la EMA, que subrayó también entonces que "no se ha llegado a la conclusión de que la vacuna esté relacionada con estos trombos”.
También en aquella ocasión afirmaron: "Sobre la base de las evidencias disponibles y después de analizarlas durante días, de realizar autopsias clínicas y pruebas, no podemos descartar de manera definitiva que exista un vínculo entre la vacuna y estos casos”.
En relación a éstos, como también apuntó la directora de la Agencia Española del Medicamento, María Jesús Lamas Díaz, justamente lo que observaron entonces es que la mayoría de los afectados por estos trombos atípicos, cuya relación causal no se ha podido asociar directamente a la vacuna se produjo, eran menores de 55 años y en su mayoría mujeres.
En esta ocasión, como ya comunicó el 18 de marzo, la EMA ha repetido que los beneficios de la vacuna de AstraZeneca en la prevención de COVID-19, con su riesgo asociado de hospitalización y muerte, "superan los riesgos de los efectos secundarios". "Esta posición no ha cambiado", ha precisado este miércoles la directora ejecutiva de la EMA, Emer Cooke.
No obstante, insisten: no se ha identificado hasta ahora ningún factor de riesgo específico, como la edad, el sexo o un historial médico previo de trastornos de la coagulación, que establezca un vínculo entre los trombos y la vacuna contra la COVID-19 de AstraZeneca.
Más allá, y a pesar de ello, sí afirman que "las personas vacunadas deben ser conscientes de la remota posibilidad de que se produzcan estos tipos de coágulos sanguíneos tan poco frecuentes". "Si tienen síntomas que sugieren problemas de coagulación como los descritos en la información del producto, deben buscar atención médica inmediata e informar a los profesionales sanitarios de su reciente vacunación", aconsejan.