Los aficionados del Chelsea se congregaron en las calles aledañas al estadio de Stamford Bridge, después de que su equipo venciera al Manchester City en la final de la Champions League.
Las bengalas, cánticos y aplausos fueron para el héroe de la noche, Kai Havertz, quien marcó el gol de la victoria. La fiesta infringió las pautas de distanciamiento social en Inglaterra, donde se prohíben las reuniones de grupos de más de 30 personas.
El entrenador del Chelsea, Thomas Tuchel, se mostró "muy feliz" tras conseguir la 'Champions League' este sábado ante el Manchester City (0-1) y recordó que "no" eran los favoritos, pero siempre confió en las posibilidades de su equipo por el trabajo que han realizado durante la temporada.
"Compartirlo con todo el mundo es increíble. Lo hicimos. ¡Guau! No se que sentir, de verdad, estaba muy agradecido por llegar a la final por segunda y me sentí diferente", reconoció Tuchel, tras haber perdido la final del año pasado como entrenador del Paris Saint-Germain.
"Los jugadores estaban decididos a ganar esto. Queríamos ser una piedra en su zapato y alentamos a todos a dar un paso al frente, a ser más valientes y a crear peligrosos contraataques. Fue un partido físico duro. Tuvimos que ayudarnos mutuamente", analizó el alemán.
Tuchel dijo que la "clave del éxito" es que sus jugadores "siempre están preparados para sufrir". "No éramos los favoritos pero sabíamos que podíamos lograrlo. Hicimos todo lo posible, todo lo que estaba en nuestro mano, y lo conseguimos", añadió emocionado.
"Parece surrealista, tenemos una gran sensación, ya la tenía en este estadio y estoy muy contento de haberlo logrado. Nadie lo podía haber planeado, sobre todo porque la segunda parte fue muy igualada, una auténtica batalla de mucha calidad, pero fuimos capaces y me siento orgulloso", finalizó el técnico 'blue'.