China ha sumado esta semana a su lista de récords el aeropuerto con la terminal más grande del mundo. El presidente Xi Jinping inauguró el miércoles el aeródromo de Daxing, que espera convertirse en los próximos años en el más transitado del planeta, con cien millones de pasajeros anuales en 2040, cuando opere a pleno rendimiento.
La construcción, con cinco pisos en superficie y 700.000 metros cuadrados, tiene forma de estrella de mar gigante, lo que según las autoridades reducirá el tiempo de desplazamiento en su interior, e incluye cinco jardines de temática china, uno en cada una de sus puntas. Pero la cifra más sobresaliente es su precio: el coste total de la obra supera los 10.000 millones de euros.
El proyecto nació en 2008 con el objetivo de descongestionar Pekín-Capital, el actual aeropuerto internacional de la ciudad, que opera desde hace años por encima de su capacidad, lo que produce habituales retrasos en los vuelos. El diseño corrió a cargo de un equipo chino e internacional y contó con la participación de la famosa arquitecta Zaha Hadid.
Daxing se encuentra a 46 kilómetros del centro de Pekín, en una zona que se convertirá en una nueva macro urbe que unirá la capital con la ciudad portuaria de Tianjin y la provincia de Hebei y adonde se trasladarán diversas oficinas gubernamentales. El aeródromo cuenta, además, con una estación subterránea de trenes de alta velocidad y metro que lo conectan con Pekín en menos de 20 minutos.
El nuevo aeropuerto cuenta con cuatro pistas que se convertirán en siete en el futuro, cuando podrá operar más de 600.000 vuelos al año. Por el momento, la mayoría de los aviones se dirige a destinos nacionales.
Estos días, cientos de curiosos se acercan hasta Daxing para contemplar la reluciente nueva terminal. Es el caso de tres amigas chinas que han venido a tomarse fotos con sus teléfonos. “Es la primera vez que lo vemos, es alucinante”, exclama una de ellas.
El gobierno chino se ha encargado de que la inauguración del aeropuerto caiga justo antes de la fiesta nacional del 1 de octubre, cuando se cumplen 70 años de la fundación de la República Popular China, y antes también de las vacaciones correspondientes, de una semana de duración y que millones de personas aprovechan para viajar. La apertura de la terminal se une así al espectacular desfile militar y civil en Pekín del día 1 con el que el presidente Xi busca reafirmar, especialmente de puertas para adentro, la capacidad de China como potencia.
Los medios estatales recuerdan estos días el poderío en infraestructuras del país, que cuenta con la presa más grande del mundo, la red de trenes de alta velocidad más amplia y el puente más largo sobre el mar, este último de reciente construcción.
Las tres amigas que se hacen fotos no salen de su asombro. “Esta podría ser la octava maravilla del mundo”, comenta una de ellas antes de marcharse. “Siento un enorme orgullo de ser china”.