La ONU calcula que 20 millones de personas han quedado afectadas por el terremoto en Birmania, que de momento deja más de 1.700 muertos y miles de edificaciones colapsadas. Mientras siguen las tareas de búsqueda de algún superviviente. En la vecina Tailandia también trabajan a contrarreloj.

En Tailandia, los esfuerzos se concentran en el edificio que colapsó en Bangkok y que ha costado la vida de 17 personas. En las últimas horas los rescates ya no traen buenas noticias, así que algunos familiares de las decenas de trabajadores atrapados sucumben al desencanto y el delirio.  

En Birmania, las búsquedas, con muchos menos medios, deben multiplicarse porque la destrucción es casi infinita, sobre todo en Mandalay, la segunda ciudad del país.

Aun así, en las últimas horas han tenido lugar algunos rescates milagro como el de una mujer o el de este joven, que ha aguantado 40 horas enterrado.

Con estimaciones de decenas de miles muertos, Birmania vive en el caos, porque esto se suma a la guerra civil. La Junta Militar ha continuado bombardeando zonas rebeldes.

Además, el régimen, un paria internacional aislado diplomáticamente, solo acepta ayuda de sus escasos aliados, como los chinos. Es tal la sensación de desamparo que a muchos birmanos solo les queda la oración.

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