El principal aeropuerto de Birmania, el de su capital, Naipidó, ha dejado de operar al derrumbarse su torre de control en el seísmo ocurrido el pasado viernes y que ya deja 1.644 muertos y a 3.408 los heridos. Además, la cifra de fallecidos podría multiplicarse por diez.

Fuentes próximas al incidente han confirmado al portal de noticias Myanmar Now que seis personas fallecieron al colapsar la torre: un controlador aéreo, tres ayudantes (todas mujeres), el hijo de dos años de una de ellas y un responsable de la Inteligencia militar.

El aeropuerto de Mandalay también está cerrado desde el mediodía del viernes por los graves daños materiales ocurridos por el terremoto y sus radares, como los del de Naipidó, están completamente inactivos. El de Rangún, afortunadamente, sí permanece operativo y está permitiendo la entrada de vuelos de ayuda.

El Comité Internacional de la Cruz Roja ha avisado este sábado que la situación en Birmania es crítica a las 24 horas del seísmo que ha dejado ya más de un millar de muertos en todo el país, una estimación que aumentará según vayan pasando las horas.

El CICR también ha informado que las redes de comunicación y de suministro energético todavía siguen caídas en varias zonas del país, a la espera de que la junta militar que gobierna Birmania proporcione un nuevo balance de daños este sábado.

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