En el este y el norte de Europa llevan años concienciando a los ciudadanos ante una posible invasión. Ahora Bruselas extiende esa alerta a todos los países en un momento delicado, cuando los gobiernos planean más inversión en Defensa que puede llevar a un aumento de deuda o a recortes en otras partidas. No todos los países tienen el mismo temor a Rusia: España, más lejos de Moscú, es donde ese temor es menor.

Los servicios de Inteligencia de Dinamarca y Alemania ya han avisado: Rusia planea un ataque contra Europa antes de 2030. No una invasión a gran escala, algo más pequeño. "Para comprobar la unión o determinación de los países europeos con respecto a una reacción conjunta contra Rusia", indican los expertos.

Un punto de interés es el corredor Suwalki, por ejemplo, que son los 70 kilómetros que separan el enclave ruso de Kaliningrado de Bielorrusia. Su acceso es vital para Rusia, ya que allí está su base naval en el Báltico. Y Vladimir Putin no quiere que Europa pudiera cortarle el paso. "Debemos ser independientes de Estados Unidos", recordó el presidente del Consejo Europeo, António Costa. Sobre todo, en un mundo que ha cambiado radicalmente y en el que Rusia quiere unirse a Washington y a Pekín para repartirse el mundo.

Los expertos lo tienen claro: "Rusia lo que desea de verdad es volver a ser considerada una potencia de primer nivel, una potencia global". Eso sí, los europeos son más sensibles a la amenaza rusa cuanto más al este viven. En España, la preocupación es del 20%, frente a la media europea del 36%. Pero Rusia, que además no solo agrede con misiles, también con ciberataques, por ejemplo, no es la única amenaza. Está también un norte de África más inestable que nunca.

Sin Washington de su lado, Europa se prepara para un mundo hostil. No solo en términos de seguridad, también en el suministro de materiales críticos. Muchos dependen de China y por eso la Unión Europea va a financiar proyectos para explotar materias primas críticas en suelo europeo. Siete de sus proyectos están en España. Tal y como explica Leticia Iglesias, ahora mismo dependemos casi al 100% de otros países para conseguir esos materiales y la Unión Europea busca más autonomía.

Por ello, Europa va a a financiar los proyectos de extracción de estas siete minas; tres se encuentran en Extremadura, dos en Andalucía, una en Galicia y otra en Castilla-La Mancha. Son zonas para extraer materiales como wolframio, litio o cobalto, minerales fundamentales, por ejemplo, para la fabricación de turbinas eólicas en el sector de la automoción o en la tecnología. Otro ejemplo lo encontramos en el cobre. Una de esas minas que financiará la Unión Europea esta en Sevilla. Hablamos de la mina de Gerena y, como informa Lidice Benito, la intención de ese proyecto es construir una mina subterránea para extraer, no solo cobre, sino también plata, plomo y zinc. Será única en el continente, ya que allí mismo se transformarán los minerales y se convertirán en metal puro. De esta forma se reducirá la dependencia de otros países, habrá ahorro en transportes y emisiones y la mina supondrá un revulsivo en la región por los nuevos empleos.

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