La vuelta de Donald Trump resquebraja la alianza histórica entre Estados Unidos y Europa. Washington opta por un mayor aislacionismo. Centra sus esfuerzos en sus ambiciones territoriales en América y en su confrontación con China.

La Casa Blanca insinúa que dejará sola a Europa en el apoyo a Kiev, exige que los socios de la OTAN multipliquen su gasto militar y este mismo jueves ha formalizado nuevos aranceles, una medida que afecta, por ejemplo, a los automóviles europeos.

Pero esto podría ir mucho más allá. Porque Trump, lo que acaba de explicar, es que quiere imponer aranceles recíprocos a todos aquellos países que cobren a EEUU en forma de aranceles, impuestos, subsidios o todo aquello que el considere injusto o un déficit en términos comerciales. Entonces Washington pasará a cobrales exactamente lo mismo. Pero hay que saber que esto no será inmediato.

Trump hoy solo da la orden a su gobierno para empezar a calcular estos nuevos aranceles país por país. La Casa Blanca advierte que esto puede llevar meses y, entre los grandes afectados, han mencionado a la Unión Europea, que ha sido "brutal", según Trump, con Estados Unidos (por el IVA, especialmente, según algunas fuentes).

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