El Ejército de Israel ha reabierto hoy el paso del centro de la Franja de Gaza, donde cientos de personas esperan poder regresar al norte. La Casa Blanca ha confirmado que el alto al fuego se mantendrá hasta el 18 de febrero, mientras Donald Trump, que cumple ya una semana desde su toma de posesión como presidente de EEUU, plantea ahora lo que ha denominado como una “limpieza” de la zona.

El yerno del magnate republicano, Jared Kushner, que formó parte de su administración en su primer mandato, ya ha expresado su interés por el desarrollo turístico de la costa de la Franja, mientras el propio Trump ha expresado también sus intenciones de intervenir para reubicar a un millón y medio de palestinos en países como Jordania o Egipto, lo que ha generado una oleada de indignación, con algunos considerando que estaría perpetrando una “limpieza étnica”.

“Algo tiene que ocurrir, (Gaza) está literalmente demolida. Casi todo está destruido y la gente está muriendo, así que preferiría aliarme con algunas de las naciones árabes y construir alojamientos en un lugar diferente”, señalaba Trump el pasado sábado ante los medios, antes de añadir: “Estamos hablando probablemente de un millón y medio de personas, y acabamos de limpiar todo eso”.

Según el presidente estadounidense, ya ha tratado el  asunto con el rey jordano Abdalá II en una llamada telefónica. No obstante, el ministro de Asuntos Exteriores de Jordania, Ayman al Safadi, esgrimió este domingo que su país sigue apostando por la solución de los dos Estados para resolver el conflicto israelo-palestino y que “su rechazo al desalojo (de los gazatíes)”, como pretende Trump, es “firme”.

Más allá, el mandatario norteamericano expresó su intención de hablar también con  el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, sobre la cuestión, pero, de igual modo, el Ministerio de Exteriores egipcio también rechazó la propuesta de Trump en un comunicado en el que exigió “poner fin a la ocupación y devolver el territorio usurpado al pueblo palestino”.

Entre tanto, centenares de miles de gazatíes aguardan aún, en virtud del alto el fuego acordado, el momento de volver a sus hogares. Y aunque en la mayoría de los casos se los encontrarán en ruinas, Donal Trump asegura tener la solución.

“Sencillamente limpiar todo eso”, expresaba ante la prensa que lo acompañaba en el ‘Air Force One’, –el avión presidencial–, insistiendo en que su plan consiste en enviar a un millón y medio de habitantes de Gaza, –a la que describe como un lugar de demolición–, a los vecinos Egipto y Jordania.

Asegurando que ha establecido los contactos pertinentes para abordar esta migración forzosa, al igual que Jordania rechaza la propuesta por boca de su ministro de Exteriores, también Hamás.

Quienes se muestran encantados con la idea son los socios de ultraderecha del Gobierno israelí. No obstante, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, de momento, se limita a agradecer a Trump la decisión de volver a enviar bombas estadounidenses a Israel, revocando un veto de Joe Biden.

El republicano ya levantó ampollas previamente al hablar de Gaza no como un estadista recién jurado su cargo de presidente, sino como un magnate inmobiliario, quien al abordar la reconstrucción de la Franja elogiaba su privilegiada situación junto al mar y su benigno clima.

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