Ni el 'blue monday' ni las gélidas temperaturas pueden detener al huracán Donald John Trump, el 47 presidente de los Estados Unidos. El único presidente condenado no podía tener una toma de posesión al uso, en una ceremonia caracterizada por la presencia de líderes de la derecha internacional y los consejeros delegados de las principales compañías tecnológicas del país, informa Sonia Losada.

La misa en la iglesia de San Juan de la plaza Lafayette abre los prolegómenos de una investidura que finalmente se realiza en la explanada oeste del Capitolio, la sede del legislativo norteamericano, en el mismo lugar asaltado por sus partidarios que trataron de frenar el relevo a la administración Biden.

La idea de concordia que Trump quiere transmitir comenzará a calar con la llegada al evento de Joe Biden y Kamala Harris, presidente y vicepresidenta salientes del país, quienes recuperan una tradición que el presidente electo norteamericano se saltó hace cuatro años, al negarse a acudir a la toma de posesión de Biden tras denunciar fraude electoral. Dos semanas antes, cientos de sus simpatizantes habían asaltado el Capitolio en un incidente que sacudió los pilares de la democracia estadounidense. La investigación contra Trump por incitar el asalto acabó suspendida gracias a su victoria en las elecciones de 2024.

La presencia de líderes extranjeros no es muy habitual en las inauguraciones presidenciales estadounidenses pero Trump ha decidido exhibir la unidad de la derecha internacional que abandera, con la asistencia del presidente de Argentina, Javier Milei, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni o el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. El modelo europeo del presidente electo, el primer ministro húngaro Viktor Orbán, ha sido invitado pero no acudirá a la ceremonia.

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