A Rusia se le abre un nuevo frente. Acusada de haber derribado el avión de pasajeros que se estrelló en Kazajistán, ahora también se la señala por el presunto sabotaje, por parte de un petrolero ruso, de un cable eléctrico submarino que conecta Finlandia y Estonia. Una acción que pone en alerta a la OTAN en el Báltico. Informa en el vídeo Noelia Tobías.
Después de perder la señal del GPS, el propio piloto del avión azerbaiyano informaba a la torre de control de un fallo, supuestamente por haber chocado con un pájaro en la cabina. Sin embargo, los daños que sufría el aparato parecían mucho más graves que los producidos por un ave.
El piloto había intentado aterrizar de emergencia en dos aeropuertos rusos, y la situación entraba en fase crítica. Un auxiliar de vuelo superviviente asegura que escuchó dos explosiones. Como consecuencia, varios pasajeros dicen que sufrieron heridas en brazos o piernas.
Durante 37 minutos, el aparato desapareció de los radares. Algunas fuentes lo explican por la interferencia de los sistemas eléctricos rusos. Reapareció a otro lado del Mar Caspio. Poco antes de que se estrellara en Kazajistán. Moscú no ha reconocido, por ahora, que fuera obra de sus baterías antiáereas, pese a las acusaciones de cada vez más países.
Ahora, un petrolero ruso es también sospechoso de haber causado un corte en un cable submarino entre Estonia y Finlandia. Ha sido incautado por las autoridades finlandesas y la OTAN ha anunciado que reforzará su presencia en el mar Báltico mientras investigan si se trata de un sabotaje.
Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.