Quién es Yoon Suk Yeol, un presidente de Corea del Sur 'desconectado' y tremendamente impopular
Formado como jurista en la Universidad de Seúl, llegó a ser Fiscal General para, sin experiencia política, ser candidato conservador a la presidencia de Corea del Sur
Los surcoreanos consideran a Yoon alguien desconectado -junto a la primera dama- e incapaz de solventar los problemas económicos
Horas de tensión en Corea del Sur: el presidente declara la ley marcial y el Parlamento le obliga a retirarla
Yoon Suk Yeol, presidente de Corea del Sur, ha logrado encoger durante seis horas el corazón político de las democracias liberales del mundo tras decretar la ley marcial en el país asiático. Una durísima medida anulada por la Asamblea que justificó con el objetivo de "erradicar a las fuerzas afines a Corea del Norte". Con su prestigio y popularidad hundidos en las últimas legislativas de abril y acosado por la corrupción en el seno de su familia, el dirigente surcoreano tiene complicada su supervivencia al frente de la más alta institución del Estado.
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Un presidente hundido en los índices de popularidad
Las próximas horas serán vitales para saber si Yoon Suk Yeol seguirá siendo presidente del país, toda vez que la oposición, mayoritaria en el parlamento de Seúl , ha anunciado una moción de censura para destituirle. Incluso sus afines están dimitiendo, como es el caso del ministro de Defensa y responsable de la asonada militar que ya ha pedido perdón a los ciudadanos.
La trayectoria política de Yoon Suk Yeol, está marcada por su escasa popularidad entre los ciudadanos. Llegó a la presidencia del país gracias al estrecho margen de menos del 1 % por el que se impuso al liberal Lee Jae-myung en 2022. De hecho, Yoon (nacido en Seúl en 1960) es el líder surcoreano con la mayor valoración negativa de la historia (74 %, según la empresa de sondeos Gallup Korea) y el primero en la democracia del país en no contar con el control de la Asamblea General (Parlamento) en ningún momento de su mandato.
La dimisión del ministro de Defensa, Kim Yong Hyun, eleva más aún la presión para que el mandatario dimita, después de conocer que algunos de sus principales asesores, entre ellos su jefe de Gabinete y su asesor de Seguridad Nacional, se ofrecieron a renunciar en masa el mismo día.
Tampoco juega a su favor que seis formaciones políticas, incluida la principal fuerza opositora, el liberal Partido Demócrata (PD), presentasen este miércoles una moción parlamentaria para destituirlo.
Desde el mundo económico y sindical, también se ha conocido que el mayor grupo sindical del país, la Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU), convocó protestas y prometió iniciar una huelga indefinida hasta que Yoon asuma la responsabilidad de lo sucedido y abandone el cargo, algo que los ciudadanos también parecen pedir a voces.
Lucha de poder para tapar la corrupción familiar
La decisión de activar, con visible afán político, una medida pensada para “garantizar la ley y el orden” en tiempos de guerra o en caso de emergencia nacional y que permite prohibir actividades políticas, controlar a los medios o arrestar a personas sin orden judicial puede poner fin a un Gobierno que debe su baja aceptación a factores como la situación económica, la falta de comunicación por parte del presidente o la gestión de las acusaciones dirigidas a la primera dama, Kim Keon-hee.
El sorpresivo anuncio de anoche se produjo después de que el PD aprobara sin el apoyo del conservador Partido del Poder Popular (PPP) de Yoon unos presupuestos generales para 2025 con múltiples recortes.
También salieron adelante sendas mociones para destituir al fiscal general y al responsable de la Junta de Auditoría e Inspección, encargada de monitorizar las cuentas de los organismos públicos.
Estos dos últimos se habían convertido en blanco del PD debido a su negativa a seguir investigando o a imputar a la primera dama por distintos delitos por los que ha sido escrutada, desde intromisión en asuntos de Estado a manipulación de activos bursátiles o recibir un bolso de lujo a modo de soborno.
Yoon aseguró que los mencionados recortes presupuestarios minarían las funciones “esenciales” del Gobierno, incluyendo la prevención de crímenes relacionados con las drogas y las medidas de seguridad públicas, y consideró que la oposición, a la que tachó de pronorcoreana, estaba llevando a cabo acciones “antiestatales”.
Un jurista que terminó siendo Fiscal General
Hijo de profesores universitarios y criado en un barrio de Seúl, Yeonhui -antaño considerado próspero-, Yoon se licenció en Derecho por la prestigiosa Universidad Nacional de Seúl y se estrenó como fiscal en 1994.
En el camino hasta convertirse en fiscal general en 2019 dejó una trayectoria en la que sentó en el banquillo a importantes políticos liberales y conservadores, así como a líderes de grandes empresas nacionales como Hyundai o Samsung.
Además, lideró la investigación especial en 2016 contra la única presidenta surcoreana que ha sido destituida en democracia, Park Geun-hye.
El órdago que lanzó, ya como fiscal general, al Gobierno del liberal Moon Jae-in, que buscó reformar la propia fiscalía tras las investigaciones abiertas contra el ministro de Justicia, Cho Kuk, lo convirtieron en un símbolo de resistencia para los conservadores, especialmente para aquellos que veían en el expresidente una figura demasiado cercana a Pionyang o a Pekín.
Así, sin experiencia política alguna, se convirtió en el candidato del conservador Partido del Poder Popular (PPP) para las presidenciales de marzo de 2022.
Yoon logró imponerse por solo 247.000 votos a Lee Jae-myung en unos comicios -los más reñidos que ha vivido el país desde el retorno de la democracia en 1987- caracterizados por el poco apego de los surcoreanos hacia los dos principales aspirantes.
Castigo en la urnas
Dos años después, en abril de 2024, las urnas castigaron tremendamente a la formación gobernante en unas legislativas en las que el PPP no solo no logró arrebatar la mayoría del PD en el Parlamento, sino que quedó terriblemente debilitado (108 escaños frente a 192 de la oposición).
Los comicios dejaron claro que los surcoreanos consideran a Yoon alguien desconectado -junto a la primera dama- e incapaz de solventar los problemas económicos que encara la ciudadanía, mientras se amontonan las sospechas de corrupción.
El líder ha mostrado además un absoluto desdén por la desigualdad que afecta cada día a las surcoreanas, en el país con mayor brecha salarial de la OCDE.
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