El Papa ha revelado en una carta a la Curia Romana que el sistema de pensiones del Vaticano padece "graves problemas", ya que no es capaz de soportar "a medio plazo" su cumplimiento con las generaciones futuras, por lo que ha pedido llevar a cabo reformas urgentes.
"Actualmente es incapaz de garantizar a medio plazo el cumplimiento de la obligación de pensiones para las generaciones futuras", asegura Francisco en la misiva que ha difundido la oficina de prensa de la Santa Sede dirigida al Colegio Cardenalicio y a los prefectos y jefes de las todos los dicasterios e instituciones de la Santa Sede.
Para encarar esta renovación, ha nombrado como administrador único del Fondo de Pensiones al cardenal Kevin Farrell, que desde 2016 estaba al frente del nuevo Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, que. "Esta elección representa, en este momento, un paso esencial para hacer frente a los retos a los que se enfrenta nuestro sistema de pensiones en el futuro", señala.
El Pontífice enmarca este anuncio en el objetivo de déficit cero "que perseguir con determinación para garantizar la sostenibilidad económica" de la organización. Así asegura que la Santa Sede tiene que hacer frente a "problemas graves y complejos que corren el riesgo de agravarse si no se abordan con prontitud".
Precisa en este sentido que el Fondo de Pensiones, que es uno de temas centrales de la reforma económica, sigue siendo un tema de "preocupación". "Todos los que han examinado este asunto a lo largo del tiempo han estado animados responsablemente por la preocupación de garantizar un modelo de seguridad social justo para la comunidad al servicio de la Santa Sede y del Estado, y de cumplir con la responsabilidad moral de proporcionar prestaciones dignas a quienes tienen derecho a ellas, de forma compatible con los recursos económicos disponibles", asevera el Papa.
Al respecto, revela que se han realizado diversos estudios que concluyen que "la actual gestión de las pensiones, teniendo en cuenta los activos disponibles, genera un importante déficit". Por ello, reclama reformas que deberán llevarse a cabo "con prontitud y unidad de miras" y "urgencia". "El dato que se desprende ahora, al término de los últimos análisis en profundidad realizados por expertos independientes, apunta a un grave desequilibrio" en las finanzas, señala el Papa.
Además, alerta de la magnitud de estos desequilibrios que tienden "a aumentar con el tiempo en ausencia de intervención". Y añade: "Ahora todos somos plenamente conscientes de que necesitamos medidas estructurales urgentes, que ya no se pueden posponer, para lograr la sostenibilidad del Fondo de Pensiones, en el contexto más general de los limitados recursos de que dispone toda la organización, y una cobertura de pensiones adecuada para los trabajadores actuales y futuros, en una perspectiva de justicia y equidad entre las distintas generaciones".
El Pontífice concluye que "no se trata de decisiones fáciles" ya que requerirán de "una especial sensibilidad, generosidad y voluntad de sacrificio por parte de todos".
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