Los abogados de Gisèle Pelicot, víctima de violación por sumisión química durante 10 años por su marido y decenas de hombres, creen que la mujer ha sido víctima de "una violación en masa, pero el combate ya lo ha ganado".
Antoine Camus, uno de los letrados, señala que se trata de una batalla "en la que ella no quiere enfrentar hombres y mujeres, no quiere hacer gala de la toxicidad de la sexualidad", según recoge El Mundo, sino que quiere "hacer avanzar las cosas. Este es un combate generacional", detalla.
Hace unas semanas, los abogados de la víctima pidieron a los familiares de los acusados que dejen de alabarlos diciendo que son un 'buen padre' o un 'buen marido'.
El pretexto de que 'no puede ser un violador porque es un buen padre de familia, un buen amigo, un buen compañero de trabajo, todo eso tiene que acabar', afirmó Stéphane Babonneau, el otro de los letrados, en declaraciones a la prensa.
"Estos son los mismos argumentos que se utilizan desde hace cincuenta años", añadió Camus, sobre los testimonios de familiares de algunos acusados en los que se elogiaba su trato personal o en familia.
Los abogados alentaron a que este caso sirva para cambiar la sociedad francesa, en un macrojuicio que tiene lugar desde el 2 de septiembre en el Tribunal de Aviñón (sureste de Francia) y que está previsto que dure hasta el 20 de diciembre.
Gisèle Pelicot, que durante una década fue supuestamente drogada por su marido y sometida a violaciones de decenas de hombres, ha reconocido durante el juicio que examina los hechos que es "una mujer totalmente destruida" y por primera vez se ha dirigido al principal acusado, recalcando el largo tiempo que habían pasado juntos y lamentando una "traición inconmensurable".
"¿Cómo me pudiste traicionar así? Dejar que estos desconocidos entrasen a nuestra habitación"", ha dicho, señalando que, cuatro años después de enterarse de los abusos a los que era sometida, aún no ha sido capaz de procesar y entender los motivos. La víctima, sin embargo, ha evitado mirar directamente a su exmarido, a quien ha llamado por su nombre de pila, Dominique, por la "carga emocional".
Gisèle Pelicot, pese a sentirse "herida" y "cuestionada", ha defendido su decisión de que las vistas no se desarrollen a puerta cerrada.
"Cuando tomé la decisión, fui consciente de que no debía tener vergüenza. De que no podía reprocharme nada", ha subrayado, en alusión a los abusos sufridos en el domicilio familiar de la pequeña localidad de Mazan al menos entre los años 2011 y 2020, según el testimonio recogido por los medios franceses.
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