De los 3.200 kilómetros que mide la frontera entre Estados Unidos y México de océano a océano, unos 1.000 están blindados por 'el muro', es decir, la verja fronteriza que separa también Ciudad Juárez de El Paso, en Texas. Sus dimensiones impresionan, es como si un muro dividiese la península ibérica desde Lisboa hasta Valencia. Sólo la Gran Muralla china tiene unas dimensiones comparables.
La ampliación del muro fue la gran promesa electoral de Donald Trump en 2016, pero nunca la cumplió: sólo construyó 75 kilómetros nuevos. Lo que sí hizo fue elevar el existente, hasta los 9 metros de altura. El único camino para evitarlo está en el desierto.
"Hay tramos en los que el muro desaparece y es ahí donde los migrantes arriesgan su vida cruzando por el desierto. Esto aumenta el riesgo, se enfrentan a temperaturas que superan los 45 grados, se encuentran a animales salvajes", asegura Karen Parral, portavoz de Save The Children en Ciudad Juárez.
Además, ya no se ven multitudes frente a él. La Administración Biden ha lanzado una aplicación llamada CBP1 para que los migrantes soliciten su cita de asilo por vía telemática, sin pisar suelo estadounidense.
Eso explica que en los alrededores del muro ya no se concentren los migrantes. Pero los albergues están llenos de migrantes mirando el móvil, a la espera de esa cita que les permita realizar su sueño americano.
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