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Hizbulá ha confirmado como su nuevo líder a Naim Qassem, vicesecretario general del grupo desde hace más de 30 años y uno de los fundadores del partido milicia chií a mediados de los ochenta. Su nombramiento no ha tardado en recibir respuesta desde Israel, donde el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dejando claras las intenciones del Ejecutivo de Benjamin Netanyahu, ha aseverado que Qassem no ocupará ese puesto durante “mucho tiempo”.
Su nombramiento, no obstante, pone fin a las especulaciones en torno a quién sucedería a Hasán Nasralá tras su muerte en un bombardeo ejecutado a finales de septiembre por el Ejército israelí contra la capital de Líbano, Beirut.
El partido-milicia chií, en un intento por reestructurar su cúpula en medio de la ofensiva de Israel, pone al frente del grupo al que estas tres décadas ha sido su ‘número dos’. Naim Qassem, de 71 años, nació en Beirut y fue clave en la fundación de Hizbulá en el marco de la invasión lanzada por Israel en 1982, que se extendería hasta el año 2000.
Antes de participar en estos esfuerzos, Qasem se había graduado en Química en la Universidad Libanesa y había estudiado teología con el gran ayatolá Mohamad Husein Fadlalá, considerado como el "líder espiritual" del grupo por su influencia a nivel ideológico, si bien no llegó a ser parte de la formación.
Más tarde, entró en la política en el seno del Movimiento AMAL --también de mayoría chií y entonces encabezado por Musa al Sadr, nacido en Irán y desaparecido en Libia tras un viaje al país a invitación de Muamar Gadafi--, si bien posteriormente se integró en el organigrama de Hizbulá en plena invasión israelí.
Qasem rápidamente se convirtió en una figura influyente dentro del grupo y fue nombrado en 1991 'número dos' del entonces líder de Hizbulá, Abbas al Musaui, quien ocupó el cargo entre mayo de ese año y febrero de 1992, cuando murió en un ataque israelí.
Al Musaui, quien había sucedido a Subhi al Tufaili --el primer líder del grupo, del que se distanció tras la muerte del propio Al Musaui y quien fue expulsado del grupo en 1998 tras unos enfrentamientos internos que derivaron en su paso a la oposición--, fue entonces sustituido por Nasralá, quien se consolidó como la figura más reconocible en Hizbulá durante tres décadas.
Con la llegada al poder de Nasralá, Qassem se mantuvo como número dos, convirtiéndose en su mano derecha y llegando a ser uno de los principales actores de las actividades políticas de Hizbulá, encabezando la coordinación de las campañas a las elecciones celebradas en el país desde 1992, año en el que el grupo optó por primera vez por concurrir a las urnas, lo que le ha permitido contar con un importante peso político en Líbano.
El grupo, representado en el Parlamento a través del Bloque Lealtad a la Resistencia, cuenta con 15 de los 128 escaños en el legislativo y encabeza junto al Movimiento AMAL --liderado por el actual presidente del Parlamento, Nabih Berri-- la Alianza 8 de Marzo, una de las principales coaliciones libanesas.
Las diferencias entre este bloque y la Oposición Libanesa, integrada por varios partidos y figuras independientes tras el colapso en 2016 de la Alianza 14 de Marzo, formada en 2005 bajo la égida del ex primer ministro Saad Hariri, han sumido al país en un bloqueo institucional que incluye un vacío a nivel de la Presidencia desde hace dos años.
Con Qassem sucediendo a Nasralá tras su muerte en el bombardeo perpetrado por Israel contra su búnker en el barrio de Haret Hreik, en Beirut, el pasado 27 de septiembre, las fuerzas de Benjamin Netanyahu ya avisan al nuevo líder de Hizbulá: "Un nombramiento temporal. No durará mucho tiempo", ha dicho Yoav Gallant.
El ministro de Israel lo ha manifestado así a través de su cuenta en ‘X’, donde no parece dejar lugar a equívocos a la hora de pensar que será un nuevo objetivo del Ejército.
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