Estados Unidos llega a la recta final de la campaña por las elecciones del 5 de noviembre con un Donald Trump más fuerte que nunca. La última encuesta que publica Wall Street Journal muestra la evolución al alza del republicano, que pese al despegue inicial de la demócrata Kamala Harris, la superaría ya con cierta distancia.
En ese sondeo hay además otro dato llamativo: más de la mitad de los estadounidenses, –un 52%–, aprueba su presidencia de 2017 a 2021; un panorama que ha llevado a los demócratas a cambiar su estrategia, como informan en vídeo Dori Toribio y Noelia Tobías.
Con una rotunda afirmación con la que Kamala Harris parece bajar al barro de la política contra un Donald Trump al que tacha de cada vez más de “desquiciado” e “inestable”, la demócrata ha dicho que cree que el republicano es fascista. “Yes, I do” (Sí, lo creo), ha dicho, entrevistada en la CNN.
Sus palabras, concretamente, llegan en referencia a unas palabras que ha pronunciado el exjefe de gabinete de Trump en la Casa Blanca, el general John Kelly, que ayer, por primera vez, dijo en varios medios que el expresidente encaja en esa definición, que durante los años en que trabajó con él le escuchó alabar a Hitler y otros dictadores y que una victoria ahora sería una gran amenaza para Estados Unidos.
John Kelly, además, no es el único. Más de una docena de republicanos del entonces equipo de Trump han lanzado duras advertencias; algo con pocos precedentes. Entre ellos están sus dos jefes del Pentágono o su vicepresidente, Mike Pence.
Mientras tanto, el magnate republicano está elevando el tono de sus ataques personales, afirmando de Kamala Harris que es “estúpida” y tiene “una mente retorcida”.
Ambos candidatos están multiplicando sus actos con frenéticas apariciones en los estados más disputados, como es el caso de Georgia, donde el expresidente sacaba pecho del respaldo de todo un Kennedy, Robert F. Kennedy Jr., sobrino del expresidente demócrata.
Además, en otro acto acto tachaba a los inmigrantes ilegales de criminales y hablaba de deportarlos a todos.
En el otro lado, los demócratas, por su parte, sumaban al expresidente Bill Clinton para un mitin en Arizona. Todo mientras, como un déjà vu, el pasado mujeriego de Trump y su amigo Jeffrey Epstein, condenado por abusos sexuales y quien se quitó la vida en la cárcel, irrumpe de nuevo en la campaña. Recientemente, una exmodelo ha denunciado que el magnate la manoseó por todo el cuerpo en los años 90, aunque las acusaciones de abusos de más de 20 mujeres como Trump en antiguas fiestas no obstaculizaron su ascenso a la presidencia.
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