Haciendo frente al drama provocado por una oleada de incendios que se registran desde finales del mes de septiembre, Bolivia sigue luchando incansablemente contra las llamas desde hace semanas. El fuego ya ha calcinado diez millones de hectáreas y la cifra podría aumentar porque todavía hay varios focos activos.
Desde el Gobierno denuncian que el fuego ha sido “provocado” y mientras varios apuntan a las quemas que suelen hacerse por estas fechas, el desastre alcanza ya magnitudes nunca vistas en el país, como informa en el vídeo Sergio García García.
Desolados y sumidos en la impotencia y el pesar, muchos de los ciudadanos situados en las inmediaciones del fuego han tenido que contemplar cómo las llamas han arrasado con sus casas sin poder hacer nada. Algunos se afanan a intentar recuperar lo que queda de sus pertenencias, pero las llamas siguen avanzando.
“Son 291 personas que han sido evacuadas en las cercanías de los incendios forestales y, lamentablemente, 80 decesos”, ha expresado el coordinador del Comité de Operaciones, Johnny Rojas, haciendo balance de la situación.
La magnitud del desastre es tal que ya no solo las llamas representan la amenaza. También el denso humo generado está causando estragos, porque la contaminación en el aire en algunas zonas, como en Santa Cruz ya llega a niveles incompatibles con la vida.
“La contaminación atmosférica está en el último nivel de medición que tenemos, que es extremadamente malo”, ha explicado Ariel Line, jefe de Medioambiente de Santa Cruz, evidenciando una situación que afecta a todos los niveles.
El humo se ve desde el aeropuerto y algunos colegios han suspendido sus clases: “Tienen muchos problemas respiratorios y eso dificulta mucho el aprendizaje porque ellos están con tos, con dolor de garganta, de cabeza, de ojos… Entonces, es imposible dar clases presenciales en estos momentos”, cuenta Valeria Vargas, directora del Colegio Adventista de Santa Cruz, relatando las condiciones a las que se enfrentan todos aquellos que se sitúan en las inmediaciones de estos incendios.
En estas circunstancias tan extremas, los bomberos, desgastados tras un mes de lucha, continúan trabajando a destajo para intentan sofocar este fuego que ha calcinado gran parte de Sudamérica.
“Lamentablemente, estos fuegos están siendo provocados y, por lo tanto, convocamos a nuestra Policía Nacional y al propio Ejército para patrullar por carretera y detener a todas estas personas", anunciaba la pasada semana el presidente de Bolivia, Luis Arce, informando del refuerzo de los agentes movilizados sobre el terreno con un nuevo despliegue de efectivos de las Fuerzas Armadas.
Desde el 30 de septiembre, el Gobierno declaró la situación de "desastre nacional". En lo que va de año, de las diez millones de hectáreas que han ardido en Bolivia, siete de ellas se localizan en Santa Cruz, donde en septiembre, con el inicio de las restricciones de quema de pastizales, se ha registrado la quema de tres millones de hectáreas. Beni, Pando, Cochabamba, La Paz y Tarija, son otros departamentos afectados.
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