El ataque israelí que mató al líder del partido milicia chií libanés Hezbolá, Hasán Nasralá, ha mostrado la determinación que posee el país para acabar con sus enemigos. El bombardeo se produjo en Beirut y las imágenes aéreas del lugar impresionan por el gran alcance que tuvo ya que los edificios residenciales que había a su alrededor se destruyeron completamente.
Nasralá, que creía estar protegido en el búnker del edificio donde se encontraba, falleció tras las 80 bombas de casi una tonelada que Israel lanzó para conseguir llegar hasta los cimientos del piso. La magnitud del ataque provocó que fuese necesaria una excavación para poder recuperar el cuerpo del líder de la milicia chií.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron este pasado sábado la muerte de Hasán Nasralá después de los intensos bombardeos que lanzaron durante la tarde y noche del pasado viernes en los suburbios de la zona sur de Beirut, bastión de la organización.
Asimismo, la televisión 'Al Manar' emitió un comunicado en el que aseguraban que "Nasralá está ahora con Alá como gran mártir. Se suma a la caravana de mártires de Kerbala y los mártires inmortales cuya marcha ha liderado durante treinta años de victoria en victoria".
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