El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu ha participado este viernes en la 79 sesión de la Asamblea General de la ONU, en la que se han ausentado en señal de protesta los representantes de muchos países en el momento de su subida al estrado.
En su intervención, el líder de Israel ha defendido las operaciones militares de Israel en Gaza y Líbano, y particularmente su ofensiva contra Hezbolá, que ha sido criticada por varios sectores de la comunidad internacional.
Netanyahu ha reafirmado su intención de continuar con los ataques hasta lograr sus objetivos. El abandono de los diplomáticos, considerado como una protesta silenciosa, ha ocurrido durante un discurso que algunos describieron como provocador.
Las tensiones ya estaban altas en la ONU, debido al conflicto en Medio Oriente, y ese acto de protesta ha reflejado las divisiones profundas que existen en torno a la política de Israel.
Durante su discurso, Netanyahu ha lanzado una dura advertencia al asegurar que Israel responderá a cualquier ataque. Asimismo ha alertado sobre la "amenaza" que representa Irán para todo el mundo, "no hay lugar al que no llegue el brazo israelí y eso se aplica a todo Oriente Próximo", ha sentenciado.
"No tenía previsto venir, pero tras escuchar las mentiras contra mi país por parte de muchos de los oradores en esta tribuna, decidí hacerlo y dejar las cosas claras", ha comenzado Netanyahu entre los aplausos de algunos de los que se han quedado a escuchar su intervención, en medio de una espantada general.
Netanyahu se ha servido de los familiares de las víctimas de los ataques de Hamás del 7 de octubre que se encontraban asistiendo al discurso para recordar lo ocurrido aquel día, relatando algunas de las atrocidades supuestamente cometidas por los islamistas palestinos, de las que no se han encontrado pruebas.
Ha asegurado que están ganando la guerra contra Hamás y ha presentado a través de un mapa la dicotomía entre un mundo en el que Israel logre la paz y otro en el que si no se pone freno a los "salvajes" de sus enemigos, "nos devolverán a todos a una era oscura de tiranía y terror".
Además, el primer ministro israelí ha insistido en que no descansará hasta que Hamás sea borrado completamente de la Franja de Gaza y en la responsabilidad de Irán en todo este conflicto, reprochando a la comunidad internacional que haya preferido mirar para otro lado ante la "brutal dictadura" que representa Teherán.
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