El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, ha pronunciado un esperado discurso tras dos días de intensos ataques contra la milicia libanesa. Durante su intervención, Nasrallah afirmó que Israel había violado todas las restricciones y líneas rojas al ejecutar lo que describió como ataques coordinados, calificándolos de "acto terrorista" y "masacre". Según el líder de la milicia, estos ataques representan "una declaración de guerra no solo contra Hezbolá, sino contra el pueblo y la soberanía del Líbano".
Israel, mientras hablaba el líder de Hezbolá, ha continuado bombardeando "objetivos militares" en el sur de Líbano, un día después de que el ministro de Defensa, Yoav Gallant, hablase de que la guerra en Oriente Medio ha entrado en una "nueva fase". Los aviones de combate israelíes han roto la barrera de sonido sobre Beirut y se escuchan grandes explosiones, según informa la BBC
Nasrallah denunció que algunas de las ofensivas israelíes impactaron en lugares civiles, como hospitales, farmacias, mercados y viviendas, además de afectar a vehículos particulares y vías públicas, causando víctimas entre la población, incluidas mujeres y niños. Este discurso televisado tenía como objetivo movilizar a sus seguidores y reforzar la resistencia contra Israel, después de que la organización islamista se viera desestabilizada por una serie de ataques sin precedentes, que han sido atribuidos a Israel.
El jefe de Hezbolá dice que el grupo ha formado varios comités de investigación que examinan varios escenarios. Dice que se establecerán todos los detalles, sin sacar conclusiones apresuradas.
Nasrallah ha admitido que los ataques "sin precedentes" fueron un gran golpe para la seguridad.
Haciendo autocrítica, el líder de la milicia afirma que es consciente de que Israel tiene una ventaja tecnológica, «ya que cuenta con el respaldo de Estados Unidos y otras superpotencias tecnológicas»
"No podemos dejarnos doblegar por este golpe, por grande o fuerte que sea. Y puedo asegurarles fielmente y con confianza que este golpe duro y sin precedentes no nos ha puesto de rodillas, y no lo hará", añade.
El martes, miles de buscapersonas utilizados por la milicia libanesa explotaron simultáneamente, matando a 12 personas, incluidos dos niños, y hiriendo a otras 2.800 en todo el Líbano. Un día después, 25 personas murieron y más de 450 resultaron heridas cuando explotaron 'walkie-talkies' en supermercados, en las calles y en funerales, lo que avivó los temores de que una guerra en toda regla entre Hizbolá, que cuenta con el apoyo de Irán, e Israel pudiera ser inminente.
Las explosiones de los artefactos parecieron ser la culminación de una operación israelí que duró meses para atacar a la mayor cantidad posible de miembros de Hezbolá a la vez. Israel no ha hecho comentarios sobre el ataque. Sin embargo, antes de la primera ola de explosiones, anunció que estaba ampliando los objetivos de su guerra contra el grupo militante palestino Hamás para incluir la protección del frente norte con el Líbano.
Desde el inicio de la guerra con Hamás el 7 de octubre, más de 500 personas han muerto en Líbano a causa de los ataques israelíes, la mayoría de ellas combatientes de Hezbolá y otros grupos armados, pero también más de 100 civiles. En el norte de Israel, al menos 23 soldados y 26 civiles han muerto a causa de los ataques del Líbano.
Unos 60.000 israelíes fueron evacuados de sus hogares a lo largo de la disputada frontera con el Líbano y no han podido regresar por temor a ser blanco de Hezbolá.
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