Ryan Wesley Routh, el detenido como sospechoso del nuevo intento de asesinato contra Donald Trump, es un trabajador de la construcción de 58 años que había votado al magnate republicano con anterioridad y que contaba con un amplio repertorio de antecedentes. Tuvo a Donald Trump en el punto de mira a menos de 500 metros. Estaba obsesionado con la guerra de Ucrania en los últimos años y, recientemente, se sentía defraudado con el expresidente estadounidense.
El estadounidense no llevaba una vida discreta. Lo conocía mucha gente, comenzando por la Policía, que lo ha detenido hasta en ocho ocasiones. La más sonada fue en 2002, cuando se encerró con una ametralladora en una empresa de construcción.
También fue arrestado en su día por poseer mercancía robada en casa o por insultar en la calle a negros y a hispanos.
Su carácter errático también lo mostró en público con el tema que lo tenía obsesionado los últimos años: la guerra y la defensa de Ucrania. Se enfrentaba a viandantes mientras repartía propaganda para alistarse. Fue a Kiev pero no está claro que llegara a entrar en combate. Los medios de Estados Unidos sí que lo entrevistaron en calidad de combatiente extranjero en Ucrania.
Incluso salió en televisión hace cinco años, durante unas inundaciones en Hawai, donde vivía. Uno de sus vecinos de aquella época solo tiene buenas palabras para él. Su hijo ha publicado una carta en la que dice que no puede explicarse lo ocurrido.
Ryan Routh votó a Trump pero luego dijo sentirse decepcionado y se inclinó por Biden. Escribió en redes sociales que en estas elecciones estaba en juego la democracia. Una frase usada por los demócratas, y que ahora los republicanos usan para acusarlos de fomentar la retórica violenta contra Trump.
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