Apartando las hojas como buenamente pueden, los agentes buscaban a un niño de tres años que se había perdido en un enorme maizal. Sus progenitores esperaban angustiados fuera mientras la Policía de Wisconsin, en Estados Unidos, se movía ágilmente hasta dar con el menor.
Los padres denunciaron la desaparición sobre las 19:30 (hora local) y la búsqueda comenzó de forma inmediata. El pequeño, al que se encontró gracias a las cámaras térmicas de los drones, había caminado unos 800 metros para acceder a un campo de maíz cerca de su casa en el que hay tallos de hasta dos metros de altura.
Sin los mencionados aparatos voladores, hubiese sido imposible rescatarlo tan rápido. Tras el susto, el final fue feliz: el niño salió sano y salvo.
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