La izquierda se siente robada y traicionada por Macron por el nuevo primer ministro: saldrá a las calles

La elección del conservador Michel Barnier como primer ministro en Francia ha enfadado mucho a la izquierda del país que ha anunciado que saldrá mañana a las calles en señal de protesta por la decisión del actual presidente de la república, Emmanuel Macron, además de exigir su destitución.

Cabe destacar que la coalición de izquierdas se convirtió, en las últimas elecciones, en la principal fuerza política de la Asamblea Nacional por delante de Macron y de Marine Le Pen, sin embargo, no obtuvieron la mayoría absoluta de 289 diputados lo que les ha ocasionado un gran malestar. Informan Carlos Herranz y Laura Echevarría.

El resultado de las elecciones francesas ha dejado una fragmentación parlamentaria inédita en el sistema político galo que Macron ha decidido resolver con la figura de Barnier, un político que, al fin y al cabo, pertenece a la cuarta fuerza política del país. No obstante, este nombramiento tiene un precio ya que le concede más poder a Marine Le pen y le complica mucho la legislatura al actual presidente con los partidos de la izquierda, que exigen salir mañana a las calles de París y otras 150 localidades francesas para protestar por el nuevo primer ministro.

Le Pen impondrá sus prioridades políticas respecto a la cuestión migratoria

Esta mañana ya se ha podido presenciar como el conservador Barnier llegaba al Elíseo para configurar junto a Macron la lista de nuevos ministros que van a consagrar el nuevo ejecutivo, un gobierno que va a depender parlamentariamente de las exigencias de Le pen, quien podrá imponer algunas de sus prioridades políticas, sobre todo en la cuestión migratoria.

Es por ello que la izquierda se siente robada y traicionada ante la dilatada maniobra que el presidente de la república ha realizado y, además, explican que Le Pen ha sido la responsable de acercar a la ultraderecha al poder.

El Elíseo francés califica esta nueva e incierta etapa política como una coexistencia exigente, en la que el nuevo primer ministro de un partido en minoría se enfrentará a un complicado escenario en el que una gran parte de la población gala apostó por frenar a la ultraderecha y que, decepcionados, saldrán mañana a manifestarse para pedir la destitución del presidente.

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