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El marido y el hermano de Verónica llevan cuatro años encarcelados. Ella tuvo que marcharse cuando amenazaron a sus hijos después de que su cónyuge hubiera participado en un alzamiento militar contra el Gobierno de Nicolás Maduro.
Desde abril sus familiares se encuentran aislados en una prisión considerada un centro de torturas. Celdas con letrina, cinco minutos de agua al día y sin poder recibir medicinas ni comida del exterior. "Muchos han perdido de diez a doce kilos en cuatro meses", explica.
Desde las elecciones las personas encarceladas han pasado de 300 a más de 2.000. "Se dice que hay más de cien menores sometidos a tratos crueles e inhumanos", dice el abogado William Cárdenas.
Expresarse libremente les salió muy caro a José Manuel y a Lorena. "Tengo cinco clavos en una pierna, porque en una movilización me dieron un tablazo", explica José Manuel, que estuvo en la cárcel, donde le pegaron más.
"Te buscan porque piensas distinto. El resumen es de un montón de familias separadas, destrozadas", apunta Lorena.
Los tres se van a manifestar esta tarde aquí, en la madrileña Puerta del Sol para exigir a Maduro que reconozca su derrota.
La oposición recuerda que el clamor por el cambio es más fuerte que nunca. "Una Venezuela unida, incluido en ese torrente humano mujeres y hombres que antes votaban por Chávez o creían en Maduro", dice Antonio Ledezma, portavoz de la oposición venezolana.
Hartos, según dicen, de un gobierno totalmente cuestionado. "Es una dictadura asentada sobre una estructura del crimen organizado. Su vinculación con el narcotráfico, con la corrupción, con la extracción del oro, el contrabando", asegura el líder opositor Leopoldo López.
Confían en una transición ordenada para reconstruir un país sumido en una profunda crisis.
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