El edificio desde el que Thomas Crooks disparó contra Trump estaba muy bien vigilado. Un agente le hizo fotos al joven cuando este todavía no se había subido al tejado al parecerle sospechoso. Sin embargo, nadie hizo nada ni pudieron detener el atentado. Ahora con varias investigaciones en curso, el FBI, los Servicios Secretos de EEUU y otra, encargada por Biden intentan aclara qué falló en la seguridad.
El sheriff del condado de Butler ha admitido que uno de sus hombres llegó a asomarse a la azotea y "el tirador se dio la vuelta y apuntó al agente, que inteligentemente se retiró".
Varios testigos han contado que avisaron a los policías dos minutos antes de que el tirador disparase. "Había unos cuantos agentes allí y les decíamos ¡vamos!, coged a ese tipo, pero no se movieron y Thomas Crooks apretó el gatillo de su fusil semiautomático varias veces hiriendo a Trump y matando a uno de sus simpatizantes.
Pese a todos los avisos, no se evitó a tiempo el atentado y las redes se llenan de vídeos del acoso que sufrió Crooks en el instituto, los investigadores dicen no tener pistas sobre las motivaciones del joven para intentar matar a Trump.
Biden , también ha hecho autocrítica y reconoce que fue un error decir que había que poner a su rival "en la diana". Como anécdota, esta nueva imagen del atentado nos aclara qué pasó con uno de los zapatos de Trump.
Una agente del servicio secreto se tropezó con él y lo lanzó fuera del escenario. Por el momento, todos son incógnitas sobre el móvil de este joven, sin un perfil ideológico identificable y sin razones para atentar contra el candidato republicano a la presidencia de EEUU.
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