El intento frustrado de asonada militar o golpe de Estado protagonizado por el general Juan José Zúñiga Macías ha recuperado la vieja imagen de militares golpistas que han condicionado el desarrollo de las naciones iberoamericanas tras su acceso a la independencia. A Zúñiga se le conoce como el "general del pueblo" por su proximidad a movimientos sociales y sindicales próximos al gobierno que ha querido derrocar por la fuerza de las armas, pero también por sus presuntas actividades ilícitas relacionadas con la corrupción en el estamento militar.

El alzamiento de Zúñiga hay que explicarlo también por su papel entre Luis Arce, el actual presidente de Bolivia y el expresidente Evo Morales, ambos del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS). Hasta su destitución el pasado martes, Zúñiga compartía con Arce su oposición a Evo Morales, pero tras el intento de golpe de Estado todo parece haber saltado por los aires con las acusaciones del militar que asegura que el presidente le pidió su intervención para levantar su popularidad ante el intento de Evo Morales de regresar a la presidencia del país, recuerda Abel Gilbert desde Buenos Aires para El Periódico.

Juan José Zúñiga Macías es descrito por la prensa bolivariana como una figura destacada y controvertida en el Ejército. Su carrera militar ha estado marcada por una serie de cargos importantes, así como por acusaciones de corrupción y vínculos con actividades ilícitas.

Zúñiga no fue un oficial destacado ni estuvo en los primeros lugares de su promoción. Según quienes lo conocen, su especialidad es la inteligencia militar, y tiene un profundo conocimiento de los movimientos políticos en Bolivia. A pesar de no ser un oficial de alto perfil, fue ratificado como comandante del Ejército por el presidente Luis Arce en enero de este año, recuerda el diario El Deber.

Según este digital, antes de asumir el cargo de comandante del Ejército, Zúñiga ocupó el puesto de jefe del Estado Mayor. Durante su tiempo en este cargo, fue acusado de desfalco. En 2013, un informe oficial lo señalaba como el principal responsable del robo de más de 2,7 millones de bolivianos, dinero que debía ser destinado al Bono Juancito Pinto, la Renta Dignidad y los viáticos de los militares.

Subordinados a su mando le acusaron de ordenar la entrega de todos los saldos correspondientes a la alimentación, pago de la Renta Dignidad, Juancito Pinto, combustible y otros, sin que se conociera el destino final de esos fondos.

Las acusaciones contra Zúñiga no se limitan al desfalco. Un suboficial a su mando eñaló que él y su familia fueron víctimas de amenazas por parte de Zúñiga. Además, el general Luis Begazo lo acusó de estar involucrado en narcotráfico, aunque Begazo fue suspendido de su cargo sin ninguna explicación.

En 2020, Zúñiga ocupaba el puesto 48 de 65 oficiales de la promoción 1990, según la orden de calificaciones del Ejército. En enero de 2014, él y otros 12 militares fueron sancionados con siete días de arresto por el robo de 2,7 millones de bolivianos.

Zúñiga también ha sido señalado como parte del grupo denominado "Pachajchos", que opera en la frontera desde la gestión del expresidente Evo Morales. Este grupo, infiltrado en unidades de Inteligencia, se encargaría de ingresar contrabando al país en grandes cantidades. En septiembre de 2022, Morales acusó a Zúñiga de ser quien ejecuta en su contra el "plan negro" con el fin de desacreditar su imagen. Morales alertó sobre la necesidad de cuidarse del grupo Pachajcho, organizado desde el jefe de Estado Mayor del Ejército, y advirtió que este grupo podría montar pruebas en su contra.

El grupo "Pachajchos" es una organización de poder dentro del Ejército de Bolivia, con mucha influencia en la designación de destinos de oficiales y en el combate contra el contrabando. Esta selecta organización es liderada por la cúpula de las Fuerzas Armadas y se creó en la última gestión de Evo Morales.

Según estas mismas fuentes, "Pachajchos" se dedican a tareas de Inteligencia en la que participan suboficiales y militares de bajo rango.

Desde el Gobierno se ha descartado varias veces la existencia de una estrategia para afectar a Morales, quien afirmó que Zúñiga instruyó una revisión de todos los miembros de la compañía de inteligencia del Ejército para identificar a quienes le habían filtrado información.

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