Más de 360 millones de votantes y un proceso electoral de tres días en 27 países miembro elegirán a 720 parlamentarios. El primer ministro belga califica estas elecciones como "una encrucijada para Europa". Lo dice desde Bruselas, el corazón de la Unión, donde habla del empleo como prioridad en un domingo en el que, como Bulgaria, también se juega su futuro en las coincidentes elecciones legislativas en un país más que dividido. "Bélgica es el pasado, Flandes es el futuro", sentencia el líder flamenco de extrema derecha, Tom Van Grieken, favorito en esta región, como informa Ismael G.Uclés.
Su homólogo en toda Francia y de cara al Europarlamento, la formación de Marine Le Pen y su mano derecha, Jordan Bardella, duplicarían en votos, según los sondeos, a la candidata de Macron, Valerie Hayer. Una corriente ulta y euroescéptica que preocupa a votantes de París.
En Roma, en Italia, piden cambios a una Europa que creen que hasta ahora no ha funcionado lo suficientemente unida. Con la mirada en el Este y la influencia rusa en plena guerra en Ucrania, con una Polonia en empate técnico y una Hungría donde el ultraconservador y aliado de Putin, Viktor Orban, dice estar a favor de la paz más cuestionado que nunca, eso sí, en su peor crisis de gobierno en 14 años.
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