El Consejo de Ministros aprueba el martes el reconocimiento de Palestina como Estado por España, una decisión que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha acelerado asumiendo las consecuencias que podía conllevar, como el enfado de Israel, y que se suma a los argumentos del PP para censurar su política exterior. Fue el primer compromiso contraído por Sánchez en su debate de investidura y no necesita el aval del Parlamento.
Después de que concretara algo más ese compromiso y asegurara que se aprobaría en el primer semestre de este año, el miércoles y ante el pleno del Congreso anunció que sería el 28 de mayo cuando se adoptaría la decisión. Para otorgar relevancia a esa aprobación, se prevé un acto específico en el Palacio de la Moncloa presidido por Sánchez, según han informado a EFE fuentes del Ejecutivo.
La aprobación se adoptará de forma conjunta por España, Irlanda y Noruega, y en el Ejecutivo esperan que haya una segunda oleada de países europeos que compartan esa decisión (aprobada ya por 140 en todo el mundo) y citan en concreto a Eslovenia, Malta y Luxemburgo. A la espera de que puedan hacerlo, a partir del martes habrá diez países de la Unión Europea que reconocerán a Palestina, ya que España e Irlanda (Noruega no forma parte de la UE) se sumarán a los ocho que ya tienen plenas relaciones diplomáticas: Suecia, Polonia, Bulgaria, República Checa, Rumanía, Eslovaquia, Hungría y Chipre.
Cuando Sánchez anunció ante el Congreso la fecha del reconocimiento ya dijo que lo hacía asumiendo que podía tener consecuencias porque algunos líderes israelíes no entendieran los motivos.
"Somos conscientes de ello, y tengo que decirles que estamos preparados para asumirlas porque pensamos que el propósito de la diplomacia no consiste en no molestar a nadie, consiste en defender los valores y los intereses propios de forma pacífica", señaló subrayando que la decisión no iba ni contra Israel ni contra el pueblo judío.
Por esas palabras de Sánchez ya se esperaba por tanto alguna reacción como la que tuvo de forma inmediata Israel llamando a consultas a su embajadora en España, que repitió también con quienes están al frente de sus legaciones diplomáticas en Irlanda y Noruega.
Pero el Gobierno israelí fue más allá y su ministro de Exteriores, Israel Katz, anunció que había dado instrucciones para cortar la conexión entre la embajada de España en Tel Aviv y los palestinos, así como prohibir al consulado español en Jerusalén prestar servicios a los palestinos en Cisjordania.
Una decisión por el reconocimiento de Palestina pero también, según explicó Katz, por el "llamamiento antisemita" de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, quien cerró esta semana una intervención con el eslogan propalestino "desde el río hasta el mar".
El enfado de Israel se hizo patente también este sábado, cuando su embajada en España acusó a la ministra de Defensa, Margarita Robles, de haber hecho suyo el relato de Hamás tras sus declaraciones en las que consideró que lo que está ocurriendo en Gaza es "un auténtico genocidio".
La decisión de reconocer Palestina ha servido igualmente al PP para sumarla a sus argumentos con los que hacer oposición también con la política exterior del Gobierno y en plena campaña para las elecciones europeas del 9 de junio.
El anuncio ha llegado en medio de la crisis diplomática con Argentina por los ataques a Sánchez y su esposa por parte del presidente de este país, Javier Milei, y que han llevado al Ejecutivo a retirar de forma definitiva a su embajadora en Buenos Aires.
El PP y su líder, Alberto Núñez Feijóo, han responsabilizado al Gobierno del inicio de esta crisis por los insultos del ministro de Transportes, Óscar Puente, al presidente Milei.
A esa crítica y a la que ha lanzado también Feijóo a Sánchez al acusarle de que decida la política exterior "a espaldas de las Cortes Generales" se añade la relativa al reconocimiento de Palestina, que cree que impulsa para tapar sus problemas personales.
No hay un rechazo frontal de Feijóo a ese reconocimiento pero sí a que se haga en este momento, ya que cree que supone provocar a Israel, echar "más leña a la guerra" y reconocer implícitamente a Hamás como interlocutor.
A su juicio, debería esperarse a que hubiera un alto el fuego, a que Hamás libere a todos los rehenes israelíes y a que se desbloquee la ayuda humanitaria a Gaza, además de hacer ese reconocimiento con la mayoría de países de la UE.
Más dura aún ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien ha acusado a la izquierda de pretender que "las democracias hagan con Hamás lo mismo que con ETA", y lanzar el mensaje de "tú mata, que yo te daré un Estado".
Unas palabras replicadas por Sánchez, que ha rechazado que estar "en el lado correcto de la historia" signifique ser "amigos de los terroristas".
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