La ONU ha denunciado que el personal de su agencia para los refugiados palestinos y otros ciudadanos detenidos por las fuerzas israelíes en Gaza, fueron sometidos a abusos y palizas. Entre ellos hay ancianos, discapacitados y enfermos. Mientras tanto, cuenta Miguel Mollà en el vídeo, sobrevivir en la Franja de Gaza es cada vez más complicado, por no decir, imposible.
“Vi a personas [detenidas] de 70 años, muy mayores. Había personas con Alzheimer, ancianos ciegos, personas con discapacidad que no podían caminar, personas que tenían metralla en la espalda y no podían levantarse, personas con epilepsia... y la tortura era para todos. Incluso para personas que no sabían sus propios nombres. Les decíamos que alguien era ciego. No les importaba”. Es el testimonio de un palestino de 46 años recogido por la ONU.
El testimonio de este hombre forma parte del informe que esta semana ha presentado la UNRWA, que denuncia que el Ejército de Israel ha estado deteniendo a hombres y mujeres de la Franja de Gaza desde que comenzó la guerra el pasado octubre de 2023 y también dentro de las instalaciones de esta Agencia.
Desde el 4 de abril de 2024, UNRWA ha documentado la liberación de 1506 detenidos de Gaza por las autoridades israelíes a través del paso fronterizo de Karem Abu Salem. Esa cifra incluye 43 niños (39 niños, cuatro niñas), también 23 de trabajadores de la agencia de la ONU y 16 familiares de su personal.
Los detenidos describieron haber sido transportados en camiones a grandes "barracones militares”, donde permanecían incomunicados en los periodos entre interrogatorios, a veces durante varias semanas, denuncia la ONU.
Todos los prisiones fueron enviados a una entrevista final con el Shabak, la agencia inteligencia interna israelí, según el informe. Y todos denuncian haber sufrido malos tratos y necesitaron atención médica tras su liberación.
“Me golpeaban con una barra metálica extensible. Había sangre en mis pantalones y cuando la vieron, me golpearon ahí”, les ha contado un palestino detenido de 26 años.
Varios detenidos han denunciado que los habían metido en jaulas y atacado con perros. De hecho, un niño liberado presentaba mordeduras de un animal. Otros han contado que les hacían permanecer entre 12 y 16 horas de rodilla, otros que solo les dejaban dormir cuatro o cinco horas con las luces encendidas y con ventiladores funcionando a pesar del frío.
"Me hicieron sentarme sobre algo parecido a un palo de metal caliente y me sentí como fuego. Tengo quemaduras en el ano”, cuenta otro hombre de 41 años.
Las palizas incluían golpes en la cabeza, hombros, riñones, cuello, espalda y piernas con barras metálicas y culatas de pistolas y botas, que en algunos casos resultaban en costillas rotas, hombros dislocados y lesiones permanentes. No se libraran ni los ancianos, niños, enfermos o personas con discapacidad.
Mientras tanto, la vida en la Franja de Gaza es esperar a morir. Los ataques indiscriminados contra la población civil se repiten día y noche, sin descanso.
En las últimas horas una escuela de la UNRWA ha sido bombardeada desde el aire. Han muerto, al menos cuatro personas, entre ellas varios niños y hay varios desaparecidos entre los escombros.
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