Los cuatro presuntos terroristas acusados por Moscú de ser parte del comando que el pasado viernes atentó en la sala de conciertos Crocus City Hall cerca de la capital rusa que ha dejado más de 130 muertos ya han sido entregados ante las autoridades judiciales, aunque con evidentes signos de haber sido torturados. Todos han reconocido los crímenes, y a pesar de estos golpes y torturas ninguno ha dado cobertura a la teoría de Putin para culpar a Ucrania. Es una información de Noelia Tobías.
Los detenidos han ido compareciendo uno a uno en una pequeña sala repleta de periodistas. Ha llamado la atención las señales de violencia visibles en sus rostros. Uno de los detenido, de 32 años, aparecía con una bolsa de plástico en el cuello. Otro, con un vendaje en la oreja. Según medios rusos, se la habrían cortado las fuerzas de seguridad e incluso se la metieron en la boca en el momento de su dentención.
Otro de los cuatro detenidos aparecía también con la cara también magullada, podría ser el que aparece en una de las imágenes difundidas a trav´´es de las redes sociales y en la que se ve cómo le están aplicando descargas eléctricas en los genitales.
Y el cuatro arrestado, el más jóven, de 19 años, y de origen tayiko como el resto, ha asistido a la corte en silla de ruedas, tras resultar herido durante su intento de fuga en un vehículo. No habría sido capaz de hablar ni abrir los ojos.
Los otros tres sí se han declarado culpables de terrorismo y todos ellos se enfrentan a cadena perpetua, aunque crecen las voces en Rusia que piden restaurar la pena de muerte. Una de ellas, la el expresidente ruos Dimitri Medvedev que ha dicho en una red social que no solo hay que matar a los autores materiales de la barbarie, también a todos aquellos que ayudaron o simpatizan con los terroristas.
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