Dos semanas antes del atentado en la sala de conciertos moscovita Crocus City Hall, la embajada de EEUU avisó a sus ciudadanos de Rusia de la posibilidad de un inminente ataque terrorista. También lo hizo la de Reino Unido, Estonia, Letonia y Alemania, pero Vladimir Putin desoyó todos los avisos al considerar que se trataba de un "chantaje absoluto y un intento de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad". Sin embargo, el viernes Rusia sufrió uno de los mayores ataques en el país en la era de Putin. El atentado, reivindicado por el ISIS, ha dejado por ahora 93 muertos y 145 heridos.
EEUU fue el primer país en alertar a sus ciudadanos en Rusia. Lo hizo el 7 de marzo, 15 días antes del ataque. "La embajada está siguiendo de cerca los informes que indican que los extremistas tienen planes inminentes de atentar contra grandes concentraciones en Moscú, incluidos conciertos, por lo que se recomienda a los ciudadanos estadounidenses que eviten las grandes concentraciones en las próximas 48 horas", avisaron en su página web.
Un día después, se unieron a este aviso Letonia, Estonia, Reino Unido y Alemania, entre otros países occidentales. Pedían a sus ciudadanos tomar medidas como evitar reuniones públicas o, incluso, abandonar el país.
Los avisos llegaron después de que el FSB informara de que había frustrado un atentado contra una sinagoga en Moscú perpetrado por una célula del grupo militante musulmán suní Estado Islámico.
El 19 de marzo, tras ganar las elecciones presidenciales en Rusia, Vladimir Putin reconocía tales advertencias. "Permítanme recordarles las recientes declaraciones, francamente provocadoras, de varias estructuras oficiales occidentales sobre la posibilidad de ataques terroristas en Rusia", señaló.
Entonces, las calificó de "chantaje absoluto y un intento de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad". Lo hizo en una reunión del FSB, argumentando que Occidente ya había utilizado “en su día activamente en su beneficio diversos tipos de grupos radicales y terroristas transfronterizos, incluso fomentando su agresión contra Rusia".
Así, “no es de extrañar que Kiev, dirigida por Occidente, utilice métodos terroristas para cometer atentados contra civiles, intentos de asesinato de funcionarios y personalidades públicas, intentos de reclutar a autores de sabotajes y atentados terroristas contra instalaciones de infraestructuras críticas en Rusia y en lugares de residencia masiva de personas”.
Tres días después, varios hombres armados abrieron fuego contra los asistentes a un concierto en la sala Crocus City Hall, en el noroeste de la capital de Rusia, Moscú, y luego iniciaban un incendio en el interior del edificio. El atentado, uno de los mayores ataques en el país en la era de Putin ha sido reivindicado por el ISIS y ha dejado por ahora 93 muertos y 145 heridos.
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