Los ciudadanos de Járkov ya no hacen caso a las alarmas antiaéreas: una vida normal en medio de las bombas
El reportero de Informativos Telecinco Javier Zabalza recorre algunas de las zonas de Járkov más golpeadas por la guerra donde la gente vive ya sin hacer caso a las alarmas antiaéreas
"Hemos sufrido bombardeos", dicen los ciudadanos, pero no hay desánimo en Járkov. "Creemos que el barrio mejorará y volverán a abrir los colegios"
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Rusia mantiene su dura ofensiva en Ucrania. El presidente Zelenski insiste en que necesitan más ayuda para hacer frente a las tropas del Kremlin que siguen castigando ciudades como Járkov. El reportero de Informativos Telecinco Javier Zabalza sorprende con lo que se encuentra en una de las localidades ucranianas que se encuentra más cercana a la frontera con Rusia, donde la población se esfuerza por llevar una vida normal a pesar de todo. De hecho, los ciudadanos siguen andando cuando suenan las alarmas antiaéreas. Los ataques se suceden cada semana. La gente confía en las defensa antiaéreas y ya es consciente de que pase lo que pase, volver a casa a tiempo puede ser misión imposible. Así que viven con la guerra de fondo, pero viven. O lo intentan.
Salen por la noche hasta el toque de queda, van a trabajar, los autobuses salen a su hora. A 40 kilómetros está la frontera rusa. Hace unos días, 10 ciudadanos murieron en un bombardeo. Pese a todo la gente vuelve a la ciudad y no pierde la esperanza: "Vivimos más felices no vamos a detenernos". En el norte de la ciudad, Saltivka, una de las ciudades más golpeadas por la guerra, hubo bombardeos durante meses, una zona residencial de edificios altos muy vulnerables. De hecho fue por esta ciudad por donde intentó avanzar la infantería rusa al comienzo de la invasión. La idea era conquistar la ciudad rápidamente, pero la resistencia ucraniana les hizo retroceder. La región fue finalmente liberada pero desde su lado de la frontera los rusos siguen bombardeando a través de la aviación. Los habitantes de Járkov aun no saben lo que es la calma.
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"Hemos sufrido bombardeos", dicen los ciudadanos, pero no hay desánimo en Járkov. "Creemos que el barrio mejorará y volverán a abrir los colegios". Esa es la esperanza. La misma que hace que los ciudadanos de Járkov no hagan caso a las alarmas antiaéreas y sigan paseando por sus calles. SIn miedo ya a la guerra.
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