La ascensión de Margarita de Dinamarca al trono en 1972 marcó un momento histórico para la monarquía danesa. Su ceremonia de proclamación, realizada en circunstancias excepcionales, reflejó un cambio significativo en las tradiciones reales y en la propia sociedad danesa.
Te contamos cómo fue la ceremonia de proclamación de Margarita como monarca, destacando su singularidad y su impacto en la historia de Dinamarca.
Margarita de Dinamarca, nacida en 1940, fue preparada desde joven para asumir el trono, y tenía tan solo 31 años cuando esto ocurrió el 14 de enero de 1972, tras la muerte de su padre, Federico IX. El cambio en la Ley de Sucesión en 1953 había permitido que Margarita, siendo la primogénita, pudiera heredar el trono en ausencia de un heredero varón.
Esta modificación legislativa sentó las bases para que Margarita, la hija mayor del rey Federico IX y la reina Ingrid, se convirtiera en la primera mujer en línea directa para reinar en Dinamarca. Esto marcó un cambio significativo en la tradición de la sucesión real en el país, permitiendo que Margarita asumiera un papel históricamente dominado por hombres.
La proclamación de Margarita como reina fue un evento de gran solemnidad. El 14 de enero moría su padre, Federico IX, y el 15 de enero de 1972, el Congreso de Estado en el Palacio de Christiansborg la proclamó soberana, y el entonces primer ministro Jens Otto Krag anunció públicamente su sucesión. Lo hizo repitiendo tres veces la fórmula “El rey Federico IX ha muerto. Viva Su Majestad la Reina Margarita II”, para pedir nueve hurras en honor a la nueva reina a la multitud allí congregada.
La reina Margarita apareció vestida de luto, un gesto que simbolizaba el respeto por su padre fallecido y la solemnidad del momento. A pesar de la sencillez de su atuendo, llevaba la banda azul con el broche de la Orden del Elefante y pendientes de perlas, signos de su nueva autoridad como monarca.
Se presentó desde un balcón del castillo ante una plaza abarrotada de ciudadanos daneses ávidos de recibir a la nueva reina y presenciar este momento histórico. La ceremonia fue breve pero emocional, durando tan solo cinco minutos, y quedando también marcada por la expresión de pésame por la pérdida del rey Federico IX y el reconocimiento de Margarita como la nueva monarca.
En su primer discurso como monarca, Margarita expresó su dolor por la pérdida de su padre y reconoció la gran responsabilidad que había asumido. Su discurso reflejó un profundo sentido del deber y supuso además una solicitud de apoyo y confianza por parte de sus súbditos, similar a la que había recibido su padre durante su reinado.
Las palabras que pronunció la reina Margarita fueron: “Mi querido padre, nuestro rey, ha muerto. La tarea que mi padre había llevado durante casi veinticinco años ahora está descansando sobre mis hombros. Ruego a Dios que me dé ayuda y fuerza para llevar la pesada herencia. Que la confianza que se le dio a mi padre también se me conceda a mí".
Tras ello su marido, el Príncipe Henrik salió al balcón, besó la mano de la Reina Margarita y saludaron al público. Es reseñable que Henrik nunca ha llegado a ser nombrado rey consorte por parte de la Reina Margarita, quedándose como conde y príncipe simplemente, incluso a pesar de que sus dos hijos, Federico y Joaquín, tenían tres y dos años respectivamente en el momento de la coronación..
Curiosamente, la proclamación de Margarita no incluyó una coronación formal. Esto se debió a que la ceremonia de coronación había sido suprimida en la constitución danesa de 1849, en favor de un acto de aclamación popular. En su lugar, la proclamación se centró en el acto de aclamación popular, reflejando una monarquía más moderna y accesible.
La proclamación de Margarita de Dinamarca como reina no solo fue un evento histórico por su ascensión al trono, sino también por la manera en que transformó la imagen y el papel de la monarquía en la sociedad danesa. Su liderazgo, marcado desde el principio por la solemnidad, la dignidad y un profundo sentido del deber, ha continuado influyendo en Dinamarca hasta hoy, con su abdicación el 14 de enero de 2024, en favor de su hijo Federico, que se ha convertido en el monarca Federico X.
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