El Papa Francisco ha exigido en su discurso al Cuerpo Diplomático un cese a la “deplorable práctica de la maternidad subrogada”, que “ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño, y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre”.
Tras pedir “el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial”, Bergoglio hizo “un llamamiento para que la Comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica”, señalando que “un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato”.
“En cada momento de su existencia, la vida humana debe ser preservada y tutelada, aunque constato, con pesar, especialmente en Occidente, la persistente difusión de una cultura de la muerte que, en nombre de una falsa compasión, descarta a los niños, los ancianos y los enfermos”, culminó Bergoglio.
Durante el primer encuentro del año de Bergoglio con los 184 representantes diplomáticos acreditados ante la Santa Sede, hizo también un llamamiento al fin de la invasión rusa de Ucrania, rechazó la persecución por parte del régimen de Ortega a la Iglesia, y condenó el genocidio de Israel en Gaza de forma contundente: “No debemos olvidarnos de que las violaciones graves del derecho internacional humanitario son crímenes de guerra, y que no es suficiente con evidenciarlos, sino es necesario prevenirlos”.
“Confío en que la Comunidad internacional promueva con determinación la solución de dos Estados, uno israelí y uno palestino, así como también un estatuto especial internacionalmente garantizado para la Ciudad de Jerusalén, de modo que israelíes y palestinos puedan por fin vivir en paz y con seguridad”, pidió Bergoglio.
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