El mundo sigue pendiente de las reacciones que está habiendo tras el asesinato del 'número dos' de Hamás, Saleh al Arouri, en Beirut, capital del Líbano. Máxima tensión en la zona y miedo a que el conflicto se extienda después de que el grupo islamista haya prometido venganza.
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, afirma que no pasará por alto el asesinato en Beirut. Se espera una respuesta dura, pero no suficientemente dura para provocar una guerra. Mientras, el jefe del Mosad -centro de inteligencia israelí-, David Barnea, no se ha referido al ataque en el Líbano, pero ha avisado que cualquiera que forme parte de las matanzas del 7 de octubre es "un muerto viviente". De momento, Hamás y Egipto han anunciado el cese de los contactos para la tregua y el canje de rehenes por presos.
Cientos de palestinos, militantes de Hamás, han salido a las calles de Cisjordania, la tierra natal de Saleh al Arouri, para condenar su asesinato. Por ahora, se manifiestan sin violencia. También se ha convocado una huelga y las persianas bajadas son, de momento, la única reacción pública tras la eliminación selectiva del citado miembro de la cúpula de Hamás, protagonista de las conversaciones para el canje de rehenes en Gaza.
Mientras en Beirut aún limpian los escombros y analizan la brecha de seguridad que ha hecho posible el ataque quirúrgico con drones, el líder de Hamás Yahya Sinwar ha prometido vengar a quien fue uno de sus más estrechos colaboradores, como decíamos. Y también ha acusado a Israel de violar la soberanía del Líbano. Es su manera de empujar a Hezbolá, la milicia chií-libanesa, a involucrarse en el conflicto. Hasta dónde están dispuestos a hacerlo lo sabremos pronto su líder Hassan Nasrallah hablará a sus fieles. Anteriormente, ya había advertido que cualquier ataque selectivo a territorio libanés sería una línea roja. No lo han sido hasta ahora los bombardeos de Israel al sur del Líbano, el último esta misma mañana.
En cuanto a otras consecuencias y situaciones por el conflicto, un portavoz de los hutíes de Yemen ha confirmado el ataque en el Mar Rojo a un carguero de la compañía francesa CMA, la tercera compañía mundial en el transpote de contenedores. Los hutíes, que solo dejarán paso a barcos que lleven alimentos y medicinas a la Franja de Gaza, interrumpen el tráfico marítimo hacia el Canal de Suez.
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