A partir del 1 de enero Francia prohibirá la entrada en el país a imanes formados o dependientes del extranjero, una medida con la que el presidente francés, Emmanuel Macron, cumple una de sus promesas más polémicas, anunciada en 2020.
Los imanes extranjeros que ya estén en Francia deberán cambiar su situación y para ello tienen de plazo hasta el 1 de abril de 2024. Para ellos se establecerá un "marco específico" que permitirá a las asociaciones que gestionan lugares de culto contar con imanes y emplearlos directamente con el objetivo de que estos imanes sean "al menos parcialmente formados en Francia", según la notificación oficial del Ministerio del Interior.
"Realmente es una muy buena medida", ha destacado la senadora del partido centrista Unión de los Demócratas e Independientes (UDI) Nathalie Goulet, quien dijo que estaba "bastante segura" de que Macron "no cumpliría". "Es un paso hacia el islam de Francia", ha argumentado, citada por Radio France.
"¿Cómo se puede esperar que los imanes pagados por Turquía, que no reconocen el genocidio de Armenia formen parte de la sociedad en Lyon o Marsella, donde hay importantes comunidades armenias?", ha añadido Goulet.
Ahora, "necesitamos un plan de estudios religioso en Francia, pero eso depende de los propios musulmanes", ha añadido. "Debemos ofrecer en Francia" a los aspirantes a imanes "una formación que no les lleve a viajar al extranjero para formarse", como ocurre actualmente.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, fue el encargado de anunciar la medida en una carta a los países afectados en un gesto "muy valiente" por sus implicaciones diplomáticas, según Goulet. "Pienso en particular en Turquía, donde existe una dificultad real porque los imanes turcos en Francia son empleados directos del Estado turco", ha recordado.
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