Los conflictos han dominado en gran medida un 2023 que, en el ámbito internacional, ha dejado cambios de gobierno, tensiones geopolíticas, desastres naturales y violaciones de los Derechos Humanos, entre otras noticias aparejadas en ocasiones a nombres propios de políticos responsables de cuestionadas decisiones.
Desde el 7 de octubre, gran parte de los focos han apuntado hacia la Franja de Gaza, origen de un atentado sin precedentes a manos de milicianos de Hamás con 1.200 víctimas mortales que desató una ofensiva militar israelí que acumula más de 20.000 palestinos fallecidos.
El conflicto ha consolidado a Estados Unidos como principal valedor de Israel, pese a las crecientes críticas tanto internas como desde el extranjero a la labor del Gobierno de Benjamin Netanyahu, que vio alejarse la perspectiva de normalización política con el mundo árabe sobre el que venía años trabajando.
El temor a un contagio del conflicto es constante, habida cuenta de los lazos que Irán mantiene no sólo con Hamás, sino también con Hezbolá en Líbano o, en Yemen, con los rebeldes hutíes, protagonistas en las últimas semanas por sus amenazas a la navegación comercial en el mar Rojo. Irán, además, ha suscrito en 2023 un histórico acuerdo para normalizar relaciones con Arabia Saudí.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha expresado en varias ocasiones su temor a que la agresión militar rusa haya quedado en un segundo plano y, por extensión, los aliados occidentales comiencen a flaquear en cuanto a apoyo. El Congreso estadounidense titubea para aprobar nuevas ayudas, si bien la batería de sanciones contra Rusia sigue y, por ejemplo, la UE ya acumula 12 tandas.
En el terreno militar, las fuerzas ucranianas lograron ciertos avances tras el lanzamiento en junio de una contraofensiva, pero los frentes no han sufrido grandes cambios en las últimas semanas. El temor a un estancamiento que cronifique el conflicto se extiende, por lo que Kiev pide más y mejores armas.
Esta guerra ha derivado dentro de Rusia en el mayor desafío hasta la fecha para el poder de Vladimir Putin: la rebelión lanzada en junio por el Grupo Wagner, una red de mercenarios liderada por el oligarca Yevgeni Prighozin, que terminó falleciendo en un supuesto accidente aéreo el 23 de agosto. Putin se lava las manos mientras confirma que se presentará a la reelección en marzo de 2024, de nuevo sin grandes rivales enfrente.
Las diferentes guerras sirven para que las principales potencias se posicionen y, así, han evidenciado los diferentes enfoques entre Estados Unidos y China, llamados a ser los dos principales polos de poder global. Pekín y Washington libran además su particular tira y afloja bilateral que va desde lo comercial a lo político y que vivió un periodo de especial tensión tras el derribo en febrero de un presunto globo espía chino por parte de Estados Unidos.
El presidente de China, Xi Jinping, inició en marzo el que es ya su tercer mandato, marcado en sus primeros compases por una consolidación de poder que ha implicado purgas y una reivindicación de cuestiones geopolíticas clave como puede ser la soberanía sobre Taiwán, potencial polvorín político e incluso militar.
En Estados Unidos, en cambio, los principales líderes toman posiciones para un 2024 con elecciones presidenciales a la vista. El actual mandatario, Joe Biden, volverá a presentarse, mientras que su teórico rival, Donald Trump, no renuncia a una nueva candidatura pese a haber acumulado una batería de causas judiciales en este año que ahora termina: al posible fraude empresarial se le suman imputaciones por su papel en el asalto al Capitolio y por poner en duda el proceso electoral de 2020.
Europa ha visto en 2023 cómo se coronaba a un rey, Carlos III, y cómo crecían las amenazas terroristas en varios países, derivadas en parte de las tensiones en Oriente Próximo. Finlandia, Eslovaquia y Polonia han vivido cambios de Gobierno mientras que Países Bajos y Portugal atisban ya el final de sus respectivos primeros ministros, Mark Rutte y António Costa, este último salpicado por un presunto escándalo de corrupción.
La Unión Europea se ha visto obligada a replantear su futuro como bloque, abriéndose a nuevas incorporaciones como la de Ucrania pese a no haber avanzado en el debate pendiente sobre la ampliación, a no encontrar una voz común en conflictos como el de Gaza y a sufrir situaciones de bloqueo como la liderada por Hungría, cuyo líder, Viktor Orbán, ha cuestionado enfoques clave.
En el tramo final del año, los Veintisiete han salvado consensos como una regulación sin precedentes sobre inteligencia artificial o un pacto migratorio que refuerza el control en fronteras y plantea una solidaridad a la carta. El Mediterráneo es la ruta migratoria más mortífera del mundo y acumula más de 28.000 fallecidos desde 2014 --en junio medio millar de migrantes perecieron en un único naufragio cerca de Grecia--, según la ONU.
Fuera de la UE, en los Balcanes, la situación sin resolver del norte de Kosovo ha relanzado las tensiones con Serbia y, más al este aún, una ofensiva azerí sobre la región separatista de Nagorno-Karabaj ha empujado a Armenia a unos 100.000 refugiados y ha permitido a Azerbaiyán hacerse con el control definitivo de la zona.
En América Latina, el año arrancó el 1 de enero con la toma de posesión en Brasil del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y siguió apenas unos días después con un asalto a las sedes de los principales poderes en Brasilia por parte de simpatizantes del exmandatario Jair Bolsonaro.
También ha habido cambio de Gobierno en Ecuador, donde el empresario Daniel Noboa ha tomado las riendas tras la caída antes de tiempo de Guillermo Lasso, y en Argentina, que ha pasado página del peronismo de forma abrupta para escorarse hacia la ultraderecha de la mano de Javier Milei.
En Guatemala, los comicios han derivado en un pulso sin precedentes liderado por el Ministerio Público para poner en tela de juicio la victoria del izquierdista Bernardo Arévalo, que tomará posesión en enero, mientras que en Venezuela el chavismo y la oposición intentan a duras penas sentar las bases de un proceso electoral con garantías que depende entre otras cosas de la revisión de inhabilitaciones de dirigentes clave como María Corina Machado, vencedora de las primarias opositoras de octubre.
El cambio climático se mantiene como uno de los principales retos a nivel mundial, con diferencias constantes en torno a la fórmula para combatirlo, como quedó de manifiesto en la COP28, mientras que los desastres naturales se han cobrado miles de vidas en todo el mundo; bien por incendios como los de Hawái en agosto; bien por terremotos como los de Turquía y Siria en marzo (más de 50.000 fallecidos), en Marruecos en septiembre (unos 3.000) o en Afganistán en octubre (cerca de 1.500); bien por inundaciones masivas, como las registradas en el este de Libia que arrasaron Derna y dejaron más de 10.000 muertos en septiembre.
África es uno de los continentes más vulnerables a estos fenómenos climáticos cada vez más extremos, como evidencia la sucesión de sequías e inundaciones que afectan por ejemplo al Cuerno de África, mientras que en lo político a la apertura de conflictos como el de Sudán en abril se suman nuevos golpes de Estado --Níger y Gabón sólo este año-- que han llevado a Occidente a seguir perdiendo influencia en beneficio de Rusia.