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La ONU alerta de que Gaza "ya no es un lugar habitable". Denuncia que solo cinco hospitales siguen en pie en el sur de la Franja y que la mitad de la población se muere de hambre. Los niños se suben a los camiones de ayuda humanitaria en marcha en busca de comida. Mientras la presión a Israel por parte de Estados Unidos sigue creciendo. Los norteamericanos han vuelto a defender la solución de dos estados. Hoy su Consejero de Seguridad Nacional se va a reunir con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina.
Sobre el terreno siguen los ataques. Los vecinos corrían así hacia las ruinas de los edificios para auxiliar a las víctimas. Treinata personas han muerto después de que Israel bombardease ayer, por tercer día consecutivo, la ciudad de Rafah, al sur de la Franja.
Y quienes no mueren bajo las bombas lo hacen de hambre y sed. La ayuda humanitaria es escasísima. Se cuelgan de los pocos camiones que entran en la Franja.
Cuando paran, la multitud se arremolina y cada uno coge lo que puede. No se trata de pillaje, si no de desesperación
La gente detiene los camiones de ayuda, toma la comida y la come inmediatamente. Están desesperados y hambrientos.
Son personas que no ha comido nada en dos o tres días. El hambre es otra eficaz arma de guerra, tan destructiva como las bombas.
En el plano militar, Israel muestra a sus prisioneros. En un vídeo ha enseñado a 70 palestinos que caminan con los brazos en alto. Llevan una tarjeta verde en la mano, su carnet de identidad. Están descamisados para comprobar que no llevan explosivos.
Para el Ejército de Israel son terroristas que se han rendido. Saben que vencer a Hamás les llevará varios meses pero están dispuesto a llegar hasta el final, hasta el último túnel, y acabar con todos los miembros de la organización terrorista aunque se escondan bajo tierra.
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