El iceberg A23a, el más grande del mundo, flota a la deriva con su inmensidad de 4.000 kilómetros. Las imágenes de satélite muestran que la gigantesca masa de hielo se desplaza rápidamente más allá del extremo norte de la Península Antártica. ¿Adonde se dirige? ¿qué puede ocurrir? Los científicos monitorizan su movimiento.
El iceberg A23a desde que se desprendió de la plataforma de hielo Filchner-Ronne de la Antártida occidental en 1986, el iceberg, que alguna vez albergó una estación de investigación soviética, se había quedado varado después de que su base se atascara en el fondo del mar de Weddell.
Las imágenes satelitales recientes revelan que el iceberg, que pesa casi un billón de toneladas métricas, ahora se desplaza rápidamente más allá del extremo norte de la Península Antártica, impulsado por fuertes vientos y corrientes, según publican medios de todo el mundo.
El A23a, ahora pasa por la punta norte de la Península Antártica y los cientíicos pronostican que se moverá con toda seguridad hacia la Corriente Antártica Circumpolar, que lo arrojará hacia el Atlántico Sur.
Los investigadores que siguen la trayectoria del iceberg, que tiene 3 veces la extensión de Nueva York, consideran que es un hecho raro el movimiento de una masa helada de este tamaño, según ha explicado el experto del Servicio Antártico Británico Oliver Marsh, que están muy pendiente de su 'paseo'.
Ellos prevén que el A23a se moverá hacia el Océano Austral por un camino conocido como "callejón de los icebergs", donde se pueden encontrar otros de su tipo flotando en aguas oscuras. Queda por ver por qué el iceberg está yendo hacia allí, aseguran.
"Con el tiempo, probablemente se ha adelgazado ligeramente y ha adquirido un poco de flotabilidad adicional que le ha permitido levantarse del fondo del océano y ser empujado por las corrientes oceánicas", ha explicado el glaciólogo Marsh.
Los científicos a bordo del RRS Sir David Attenborough se cruzaron con el "mega iceberg" mientras realizaban una misión científica rumbo al mar de Weddell y también lo siguen muy de cerca para ver los efectos sobre el ecosistema.
Además de documentar visualmente el iceberg A23a, los investigadores recogieron muestras que proporcionarán un mayor entendimiento sobre el impacto del cambio climático en el Océano Austral y sus ecosistemas. Laura Taylor, biogeoquímica y miembro del equipo, subrayó la incógnita que representa sobre la influencia específica de icebergs de distintos tamaños y orígenes en procesos ecológicos.