Nuevos testimonios de testigos presenciales israelíes revelan que el ejército israelí no dudó en disparar contra sus propios ciudadanos con tanques y misiles durante el asalto de Hamás el 7 de octubre. El ataque sorpresa de los militantes palestinos dejó un saldo de cientos de muertos y heridos, así como numerosos secuestrados.
Según Tuval Escapa, miembro del equipo de seguridad del kibutz Be’eri que se comunicaba directamente con el ejército israelí, en una entrevista concedida al medio israelí Haaretz, los comandantes militares tomaron la decisión de “bombardear casas con sus ocupantes para eliminar a los terroristas junto con los rehenes”. Otra fuente informó que el ejército israelí solicitó un ataque aéreo contra su propia base en el cruce de Erez hacia Gaza, que había sido tomada por los terroristas. En ese momento, la base albergaba a oficiales y soldados israelíes.
La creciente evidencia de órdenes de fuego amigo emitidas por comandantes del ejército israelí sugiere fuertemente que varias de las imágenes más impactantes de cadáveres israelíes carbonizados, hogares israelíes reducidos a escombros y vehículos calcinados presentados a los medios por el país hebreo fueron, de hecho, obra de tripulaciones de tanques y pilotos de helicópteros que cubrían el territorio israelí con proyectiles, fuego de cañón y misiles Hellfire.
El 7 de octubre, el ejército de Israel habría recurrido a las mismas tácticas que ha empleado contra civiles en Gaza, asesinando a sus propios ciudadanos indiscriminadamente. El ejército israelí habría actuado con extrema violencia contra sus propios ciudadanos, con el fin de recuperar el control sobre las zonas ocupadas por Hamás.
Yasmin Porat, una mujer israelí que sobrevivió al ataque, corroboró esta versión en una entrevista con la radio israelí. “Eliminaron a todos, incluidos los rehenes”, dijo, refiriéndose a las fuerzas especiales israelíes.
Haaretz informó que el ejército israelí solo pudo liberar Be’eri después de “bombardear” las casas de los residentes que habían sido capturados por Hamas. “El precio fue terrible: al menos 112 residentes de Be’eri murieron”, escribió el periódico. “Otros fueron secuestrados. Ayer, 11 días después de la masacre, se descubrieron los cuerpos de una madre y su hijo en una de las casas destruidas. Se cree que más cuerpos aún yacen entre los escombros” .
Los pilotos de los helicópteros Apache admitieron que dispararon sin tener información precisa sobre quiénes eran los objetivos.
Un video grabado por miembros armados de Hamas mostró que también dispararon deliberadamente a muchos israelíes con rifles Kalashnikov. El gobierno israelí ha seguido difundiendo afirmaciones sobre atrocidades cometidas por Hamás, como la decapitación de bebés y la quema viva de rehenes, que no han sido respaldadas por ninguna evidencia verificable.
El objetivo de Tel Aviv es cultivar el apoyo para el bombardeo continuo del ejército israelí en la Franja de Gaza, que ha dejado más de 7000 muertos, incluidos al menos 2500 niños.